La investigación, publicada en Biology Letters, ha hallado que en el Archipiélago de Cabo Verde co-existen múltiples linajes genéticos de esta especie de garrapata.
ECOticias.
Los investigadores han analizado la diversidad genética de una especie de garrapata (Ornithodoros capensis)
en varias especies de aves marinas, entre ellas el alcatraz pardo y la
pardela de Cabo Verde, en diversas islas del archipiélago de Cabo Verde.
La investigación, publicada en Biology Letters, ha hallado
que en el Archipiélago de Cabo Verde co-existen múltiples linajes
genéticos de esta especie de garrapata. Estos linajes de Cabo Verde son,
además, genéticamente muy diferentes entre sí. Pero comparten cierta
similitud genética con garrapatas que provienen de islas muy distantes
del planeta en el Índico, el Pacífico y el Atlántico.
La hipótesis de los investigadores es que esa diversidad genética no
puede haberse generado por evolución dentro de las islas a partir de un
único linaje de garrapata original sino que tiene que haber sido el
resultado de varios eventos de colonización independientes mediados por
los sus hospedadores, las aves marinas.
Según han descubierto los investigadores del CSIC, la Universidad de
Barcelona, la Universidad de Queen’s (Canadá) y del Centro Nacional de
Investigación Científica (CNRS) en Francia, los diferentes linajes de
garrapata no se distribuyen de forma uniforme en las diferentes especies
de aves sino que muestran especificidad de hospedador, es decir, cada
especie de ave está parasitada por un linaje de garrapata particular.
Eso indica “que la relación entre el parásito y el hospedador
probablemente se haya producido en las poblaciones de origen y antes de
la colonización de las islas”, explica Elena Gómez-Diaz, investigadora
del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF).
Las aves jóvenes transportan parásitos de origen distante
Otro resultado llamativo del artículo tiene que ver con los grandes
desplazamientos migratorios de estas aves y su fidelidad a los sitios de
cria. Según han mostrado estudios recientes, tanto la pardela de Cabo
Verde como el alcatraz pardo son capaces de desplazarse a grandes
distancias.
En el caso de la pardela de Cabo Verde, durante la migración se
desplaza entre el Archipiélago de Cabo Verde, que está frente a las
costas de Senegal, y la costa de Brasil, cruzando todo el Atlántico en
ambos sentidos.
No obstante, en la época de cria estas aves son fieles y regresan a
las mismas islas para establecer sus nidos. El resultado de esta
fidelidad es “cierta estructuración genética en las aves, de forma que
las poblaciones del Atlántico son genéticamente muy diferentes a las del
Pacifico e Indico”. Esto contradice de alguna forma el hecho de que
puedan transportar garrapatas entre islas tan distantes.
“Creemos que son las aves inmaduras, de un comportamiento mas
errático en sus movimientos y que no se reproducen, las responsables del
transporte de estos linajes de garrapata de orígenes muy distantes al
archipiélago”, aclara Gómez-Díaz.
El estudio demuestra que las aves marinas dispersan parásitos a
grandes distancias de forma muy frecuente. Aunque la especie de
garrapata Ornithodoros capensis no es portadora de ninguna
enfermedad, el estudio pone de manifiesto la influencia de aves
migratorias para dispersar patógenos y alterar la ecología evolutiva y
epidemiología de estos organismos.
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