El volcán Popocatépetl, en alerta amarilla desde hace diez días, mantiene en vilo a los aproximadamente 28.000 vecinos de comunidades cercanas que ven con temor las continuas emisiones de vapor, gas y ceniza.
Según informó hoy el presidente de México, Felipe Calderón, a
través de su cuenta de Twitter: "La actividad del Popocatépetl se
mantiene en nivel bajo. Incandescencia y emisión de vapor y gas con
altura menor a 500 metros con dirección sureste".
También el
Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) informó de que
continúa en relativa calma, pero se mantiene el nivel de alerta Amarillo
Fase 3, el penúltimo de mayor intensidad, decretado el pasado día 13.
El
Cenapred precisó que se han registrado cuatro exhalaciones de baja
intensidad en las últimas 11 horas, diversos segmentos de tremor
espasmódico de muy corta duración, acompañados por emisiones de vapor de
agua, gas y ocasionalmente ligeras cantidades de ceniza.
En vilo tres estados
Desde que hace diez días entró en actividad el Popocatépetl, de
5.452 metros de altura y situado a 70 kilómetros al sureste de la
Ciudad de México, ha mantenido en vilo a los habitantes de las
comunidades cercanas de los estados de México, Puebla y Morelos.
"Más
que miedo lo que tenemos es temor, hay que estar encomendado a Dios,
porque uno nunca sabe uno ni en qué momento ni en qué lugar dejará de
existir", aseguró a Efe con visible preocupación Ángel López, cuidador
del Parque Nacional Iztaccíhuatl-Popocatépetl, a escasos kilómetros del
volcán.
Alrededor de treinta años lleva este hombre de piel
curtida trabajando en el centro de atención al visitante del emblemático
Paso de Cortés, un puerto montañoso a 3.600 metros de altura, ubicado
entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, por donde pasó el
conquistador español Hernán Cortés, a quien debe su nombre.
El ruido, parecido al de un avión
"Hay
que escuchar con atención el ruido parecido a un avión que emite esta
belleza, uno de los mayores tesoros de México. Hace unos días era
estruendoso", expresó López con el humeante "Don Goyo" (como se conoce
cariñosamente al volcán) de fondo.
El Paso de Cortés, que une las
poblaciones rurales de Santiago Xalitzintla en el Estado de Puebla y San
Pedro Nexapa en el Estado de México por una estrecha y sinuosa
carretera de montaña, permanece actualmente con acceso restringido a
vehículos y caminantes.
"A veces da miedo, porque ya le pasa esto
continuamente, antes no hacía nada, pero ya desde que empezó no ha
parado", relató a Efe Epifanio Inclán, vecino de 77 años de Santiago
Xalintzintla, quien recordó que la última erupción violenta del volcán
se registró en diciembre de 2000, lo que motivó la evacuación de miles
de personas.
Aunque admitió no querer abandonar el pueblo, no va a
esperar más tiempo y hoy tiene previsto marcharse a casa de su familia
al Distrito Federal: "Mis hijos no quieren que esté más tiempo aquí
solo, así que me voy
Una posible evacuación
Armando Canedo,
director general en la Secretaría de Gobierno, acudió en las últimas
horas a informar a viva voz a los poco más de mil vecinos de este pueblo
sobre la situación del Popocatépetl, situado a 12 kilómetros y visible
desde cualquier rincón.
"Estamos haciendo reuniones con todas las
personas posibles para indicar qué pasos concretos hay que seguir. Aquí
ya saben que la plaza será el punto de reunión y el lugar donde estarían
los transportes para salir", explicó a Efe.
Junto a él, el
presidente auxiliar municipal Gregorio Fuentes recordó que ya se han
establecido protocolos de evacuación no solo para personas, sino también
para el ganado, que sería transportado a los corrales de la vecina
ciudad de Cholula.
"Venimos trabajando desde hace medio año en
simulacros, todo está perfectamente bien, la gente ya sabe qué hacer en
caso de una evacuación. Aquí los habitantes ya han convivido con el
volcán", afirmó el funcionario local.
Temor a robos y saqueos si evacúan
Al
otro lado del Paso de Cortés, Fernando Conde, vecino de la población de
San Pedro Nexapa, explicó que por el contrario, en su comunidad,
ubicada a 7 kilómetros del volcán pero por la otra parte de la ladera,
desde 2003 no se realiza ningún simulacro de evacuación.
"La
última vez mucha gente no se salió, se quedó dentro, porque si salen
todos hay robos, saqueos y la verdad es que no es posible que
abandonemos todo en la casa", relató.
Para este vecino de 60 años,
lo peor es la incertidumbre de no saber qué pasará: "Ahora nos están
diciendo que a lo mejor nos van a evacuar y vivimos con la sensación de
no saber cuándo puede pasar eso. Es muy pesado", dijo. EFEverde
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