Las cacerías de lobos en Picos de Europa que el Parque Nacional autorizó el pasado 1 de agosto han terminado con Marley,
un ejemplar bien conocido por los científicos. Tanto, que llevaba un
collar transmisor para seguir su posición por satélite después de que el
propio parque nacional pagara hace dos años 125.000 para estudiar la
especie. Las asociaciones ecologistas de Asturias denuncian "el
sinsentido y la aberración" de que la Administración abata ejemplares
después de pagar por estudiarlos. El parque alega que los daños a los
ganaderos habían crecido mucho.
Marley fue marcado con un collar transmisor hace un año,
aunque la batería de este se había agotado y ya no emitía, según fuentes
conocedoras del caso. El dispositivo que debe liberar el collar
automáticamente cuando se apaga había fallado y por eso aún lo llevaba.
Cuando los guardas del parque acudieron a ver los dos ejemplares
abatidos el pasado 21 de agosto descubrieron el aparato.
Este diario ha intentado, sin éxito, conseguir la versión del Parque
Nacional, gestionado a medias entre Asturias, Castilla y León y
Cantabria. El pasado 1 de agosto, el parque aprobó dos resoluciones en
la que autorizaba a los guardas a realizar dos recechos. En cada uno
podrían abatir un máximo de tres ejemplares de los distintos grupos. Una
debía producirse en Asturias y otra entre Cantabria y Asturias.
El lobo solo está estrictamente protegido al sur del Duero, pero en
los parques nacionales -la máxima figura de protección- está prohibido
cazar salvo que sea la única forma de controlar una especie. El parque
autorizó las batidas por "la evolución de los daños a la ganadería
registrados en el interior del entorno de dicho espacio protegido, así
como el volumen de los mismos en la última temporada de pastos".
Sin embargo, los ecologistas denuncian que el parque ni siquiera
cuantificó esos daños ni publicó los informes sobre las poblaciones de
lobos. "Es grotesco y un esperpento pretender liquidar seis lobos en un
parque nacional, y más después de haber pagado dinero público para
estudiarlos. Valle-Inclán debe de estar revolviéndose en su tumba",
opina Alberto Fernández, de la Asociación para la Conservación y Estudio
del Lobo Ibérico (Ascel).
Las principales ONG ecologista de Asturias han denunciado la
incongruencia de todos los contratos firmados por el parque los últimos
años para estudiar el lobo, antes de autorizar las batidas. En 2011,
pagó 150.000 euros a la empresa pública Tragsa para el estudio
“Seguimiento de manejo de fauna en el Parque Nacional de los Picos de
Europa 2010-2012”.
En 2011 contrató con la consultora ARENA 125.000 euros por la asistencia técnica denominada Seguimiento de las poblaciones de cánidos en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Fue en este proyecto, en el que participa el biólogo Luis Llaneza, donde se marcó a Marley
y a otros dos ejemplares. Ya no queda ninguno marcado. En 2010 y 2011
hubo otros dos proyecto, de 55.000 y 59.000 euros, para "la captura en
condiciones de seguridad controlada, el radiomarcaje y el seguimiento
satelital de lobos” abonada en 2010, y la de 59.062,50 euros abonada en
el mismo concepto en 2011.
En los años 70, el lobo quedó confinado al noroeste peninsular y
cerca de la extinción. Pero desde entonces se ha recuperado y ya ocupa
buena parte de la mitad norte de la Península. Una directiva europea de
1992 lo declaró como estrictamente protegido al sur del Duero, su
frontera natural. Ahora, el Ejecutivo del PP intenta extender la caza
pero Bruselas ya ha replicado al ministro Miguel Arias Cañete que eso
no puede ser. No es la única acción de Cañete a favor de la caza, ya que
ha subastado monterías en fincas de parques nacionales
y ha apuntado que aprobaría que el control de poblaciones en los
parques nacionales lo realizaran cazadores privados (hasta ahora son los
guardas quienes se encargan
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