viernes, 31 de agosto de 2012

Greenpeace y Oxfam piden financiación para el Fondo Verde


Greenpeace y Oxfam instaron a los países industrializados a iniciar la financiación del Fondo Verde para proyectos de reducción de emisiones en países emergentes.

Las dos organizaciones hicieron este llamamiento durante la reunión que la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático celebra en Bangkok, la capital tailandesa.

La reivindicación de ambas organizaciones coincide con la de las naciones menos desarrolladas, que en la capital tailandesa persiguen un acuerdo que les garantice fondos una vez que los países más ricos dejen de aportar los 10 mil millones de dólares, (apróximadamente 133 millones de pesos), vinculados al protocolo de Kyoto que expira a finales de este año.

Estos países, la mayoría africanos y estados insulares del Pacífico, temen que no se llegue a ningún acuerdo que cubra sus necesidades hasta 2020, año a partir del cual los países más desarrollados se han comprometido a aportar 100 mil millones de dólares, (cerca de mil 133 millones de pesos), anuales.

"Los países desarrollados deben proveer una sustancial capitalización inicial para cumplir con su compromiso de movilizar 100 mil millones de dólares, (cerca de mil 133 millones de pesos) anuales a partir de 2020 para apoyar acciones contra el cambio climático en países en desarrollo", dijo la responsable de investigación de Oxfam, Riza Bernabe, en rueda de prensa.

El Fondo Verde, que debe empezar a gestionar proyectos en 2013, fue aprobado en la Cumbre de Cancún (México) de 2010 y ratificado en la de Durban (Sudáfrica) del año pasado sin que se acordara la fórmula para su financiación hasta 2020.

Las negociaciones de Bangkok, preparatorias de la Cumbre Mundial que tendrá lugar en Doha (Catar) a finales de año, están dirigidas a avanzar hacia un pacto global de reducción de emisiones que los países en desarrollo ligan a garantías de financiación con la que afrontar los riesgos del calentamiento global.

La financiación es, junto al debate sobre el alcance de la prórroga del protocolo de Kyoto, una de las cuestiones que enfrenta a los países industrializados y a los menos desarrollados.

El comisionado de Filipinas, Naderev Saño, admitió que decisiones como las de Canadá, que en diciembre anunció que no suscribiría la prolongación del Protocolo de Kyoto, aumentan la incertidumbre de los países emergentes sobre la financiación de sus proyectos.

Saño también se mostró partidario de limitar a cinco años y no a ocho, como propone la Unión Europea, la prórroga del llamado Kyoto 2, un periodo puente para la adopción en 2015 de un nuevo acuerdo global de reducción de emisiones que entraría en vigor en 2017 o 2020 según las distintas opciones.

Por otra parte, destacó la creciente cooperación y fuerza negociadora de los países en desarrollo, y se mostró optimista ante la posibilidad de rehacer puentes con los países desarrollados en las negociaciones de Bangkok, que concluirán el próximo 5 de septiembre.

"En Bangkok los gobiernos deben diseñar un programa de trabajo para poner las negociaciones en el camino correcto de manera que en Doha se puedan concretar decisiones que hagan una diferencia en favor del clima", dijo la consejera de Greenpeace en el Sudeste de Asia, Zelda Soriano.

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