El
ministro de Bosques de la República de Congo, Henri Djombo, pidió hoy en
Bangkok a los países asiáticos que devuelvan el marfil confiscado a sus
países de origen o lo destruyan como medida para reducir el tráfico
ilegal y la caza furtiva de elefantes.
Djombo dijo que la lucha contra la caza ilegal de elefantes no
depende tanto de perseguir a los furtivos como de poner bajo control los
mercados asiáticos a los que se dirige el marfil obtenido ilegalmente.
"Si
suprimimos el mercado, controlamos la demanda (...) Cuando no haya más
compradores, no habrá más traficantes", dijo en rueda de prensa durante
la Convención sobre Comercio Internacional de Fauna y Flora (CITES).
El
ministro defendió el comercio de marfil obtenido legalmente, pero llamó
a limitar el que circula ilegalmente al considerar que la reducción del
mercado disminuirá la demanda.
"Las reservas confiscadas hay que
devolverlas y cada país decidirá si lo destruye o no. Lo preferible es
que el marfil ilegal sea destruido. Esto lo puede hacer también el país
que lo haya confiscado de acuerdo con el de origen", dijo Djombo en
rueda de prensa.
Ensalzó el compromiso en lucha contra la caza
furtiva de elefantes que lleva a cabo su país, que introdujo cambios
legales para imponer penas de cinco años de cárcel y multas de 20.000
dólares a los responsables.
En 2012, las autoridades del país
centroafricano detuvieron a 50 personas relacionadas con la caza furtiva
de elefantes y el tráfico ilegal de marfil, de las cuales, 17 fueron
condenadas a prisión.
Incautados 5.000 colmillos en 2011
Según
Djombo, 5.000 colmillos de elefante fueron incautados en 2011 en
África, donde está prohibido todo comercio de marfil, una medida que el
ministro evitó recomendar a los países asiáticos.
El ministro
también felicitó a Tailandia por su anuncio de introducir cambios
legales que prohíban el tráfico ilegal de marfil en el país, que acoge
el segundo mercado mundial, pero donde solo está autorizado el comercio
de los colmillos obtenidos de elefantes autóctonos.
Según un
estudio del programa de vigilancia de elefantes de la CITES, el tráfico
de marfil se triplicó durante la última década, lo que provocó que se
doblara el número de paquidermos abatidos.
La investigación
determinó que en 2011 fueron muertos ilegalmente 17.000 ejemplares en
las poblaciones bajo vigilancia del programa, que representan el 40 por
ciento del total, y que la tendencia se mantuvo en 2012. EFEverde
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