Una
investigación llevada a cabo por paleontólogos de la Universidad de
Zúrich y del Instituto Catalán de Paleontología (ICP) Miquel Crusafont
ha descrito dos nuevas especies de cocodrilos que vivieron en Suramérica
en el Mioceno, hace nueve millones de años.
La investigación, que publica hoy la revista "Nature Communications",
establece que hace nueve millones de años en América del Sur vivían
hasta catorce especies de cocodrilos, siete de las cuales compartían la
misma zona geográfica, un fenómeno nunca observado en especies actuales.
El
estudio también describe la extinción de todas estas especies hace
cinco millones de años, probablemente como consecuencia de cambios en el
recorrido del curso del agua durante el levantamiento de los Andes.
Actualmente,
las zonas con mayor diversidad de cocodrilos del mundo son el norte de
Suramérica y el sureste asiático, donde viven hasta seis especies de
aligátor y cuatro especies de cocodrilo verdadero.
A pesar de esta elevada diversidad, sólo dos o tres especies se encuentran habitualmente en una misma área.
Según ha informado hoy el ICP,
el estudio describe un panorama completamente distinto hace entre nueve
y cinco millones de años, cuando en el delta del Amazonas y del Urumaco
había hasta catorce especies de cocodrilo y por lo menos siete de ellas
compartían el mismo espacio.
En este estudio, liderado por
Marcelo Sánchez y Torsten Scheyer, de la Universidad de Zúrich, y en el
que ha participado Massimo Delfino, investigador del Instituto Catalán
de Paleontología Miquel Crusafont y de la Universidad de Torino, los
paleontólogos también han descrito dos nuevas especies para la ciencia:
'Globidentosuchus brachyrostris', un caimán que presentaba unos dientes
esféricos y 'Crocodylus falconensis', un cocodrilo que podía llegar a
los cuatro metros de longitud.
Según ha especificado el Instituto
Catalán de Paleontología, aunque habitualmente en lenguaje coloquial se
habla de estos animales como "cocodrilos", en realidad se trata de un
grupo formado por varias familias: los crocodílidos (a la que pertenecen
los verdaderos cocodrilos), los aligatóridos (que comprende los
caimanes y los aligatores) y los gaviálidos (caracterizados por un
hocico muy largo y estrecho y que actualmente sólo se encuentran en el
sureste asiático).
Los investigadores han constatado la presencia
de formas muy diferentes de las mandíbulas de estos animales del
Mioceno, lo que se interpreta como especializaciones a una determinada
dieta.
"Los gaviales fósiles se alimentaban de peces y ocuparon un
nicho ecológico que, al extinguirse, fue ocupado por los delfines",
explican los investigadores.
"Los dientes esféricos de
Globidentosuchus brachyrostris se asocian a una alimentación basada en
caracoles o cangrejos, mientras que los grandes cocodrilos, que podían
llegar a los doce metros de longitud, se alimentaban de tortugas,
grandes roedores y otros cocodrilos pequeños", añaden.
Esta
elevada especialización en la alimentación les permitía ocupar las
mismas zonas sin competir por los recursos, concluyen los paleontólogos.
Toda
esta diversidad de especies de cocodrilos en el Amazonas y en el
Urumaco (un río que actualmente no existe y que desembocaba en el Golfo
de Venezuela) desapareció hace cinco millones de años con la extinción
de todas las especies de cocodrilos de la zona.
La elevación de
los Andes modificó el curso de los ríos, de modo que el Amazonas dejó de
desembocar en el Caribe para hacerlo más al sur, en las aguas más frías
del Atlántico.
Pese a que la destrucción del hábitat supuso la
extinción de los cocodrilos, también permitió la emergencia de la
biodiversidad actual de las zonas del Orinoco y el Amazonas, según el
estudio. EFEverde
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