El tornado de Oklahoma se ha originado en el "callejón de los tornados", la zona de las grandes llanuras de EEUU donde confluyen a menudo masas de aire caliente y frío y que, en esta ocasión, tiene la peculiaridad de su gran diámetro: más de dos kilómetros cuando los "normales" son de cien metros.
Durante los meses de mayo, el callejón (Tornado Alley)
-entre las Montañas Rocosas y los Montes Apalaches- registra con
frecuencia el choque de una masa de aire húmeda y cálida procedente del
Golfo de México y otra desde el norte, de carácter inestable, ha
explicado a EFE el meteorólogo Alejandro Lomas.
El contraste
entre ambas es el que desencadena fuertes tormentas, muy dinámicas e
inestables, que se asocian a la aparición de los tornados, uno de los
fenómenos atmosféricos más violentos de la Naturaleza y que en España no
son frecuentes.
En dicha "confrontación" se producen unos
"giros" de viento o torbellinos dentro de la masa de la tormenta, que
pueden desembocar en una especie de "embudo", como el desague en una
pila. Los torbellinos puede que no tengan reflejo en la
superficie, pero en otras ocasiones "tocan tierra" y se forma el
tornado (clasificados en una escala de intensidad de F0 a F5).
La intensidad del tornado de Oklahoma, que ha matado a 91 personas, veinte de ellas niños, se situaría en F4, con vientos superiores a 300 kilómetros.
Según Lomas, portavoz de la Aemet,
es muy difícil medir la fuerza del viento porque cuando son muy
intensos "no hay anemómetro que lo soporte", por lo que se analizan las
imágenes en vídeo y se calcula la velocidad a la que giran los objetos.
"En el caso de Oklahoma,
ha añadido, se habla de hasta 400 kilómetros". Lo sorprendente es su
diámetro, superior a los dos kilómetros, cuando los tornados "normales"
miden unos cien metros.
Estos fenómenos no se pueden predecir
exactamente, pero sí se conoce que están asociados a las tormentas
severas, por lo que "primero se analiza el área donde hay condiciones
favorables para la formación de las tormentas severas y se hace un
seguimiento minuto a minuto".
Se siguen por radar y por satélite,
que cuando captan ciertas características -propias de un tornado-
activan un sistema de avisos a la población.
En España, el
tornado más grave ocurrió en 1886, que causó 47 muertos en Madrid, y
cuya intensidad se calculó en un F3. No se dispone de registros de
vientos de aquella época.
Hace alrededor de un mes, la Agencia Estatal de Meteorología
ha estrenado un sistema en el que cualquier ciudadano puede informar de
observaciones singulares. Se llama Sistema de Notificación de
Observaciones Atmosféricas Singulares y es recomendable acompañar la
información con una imagen. Después la Aemet lo valida (lo da por bueno). EFE
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