Louis Verchot, director del Programa de Bosques y Medio Ambiente del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR), dijo que gran parte del enfoque en años recientes ha estado en el rol que juegan los bosques contribuyendo
Gabriela Ramirez Galindo
Los científicos han pedido a los encargados de formular
políticas que consideren con urgencia las servicios ambientales que
proporcionan los bosques antes de introducir un conjunto de metas de la
ONU para promover un desarrollo ambientalmente sostenible después del
2015.
Louis Verchot, director del Programa de Bosques y Medio Ambiente del Centro para la Investigación Forestal Internacional
(CIFOR), dijo que gran parte del enfoque en años recientes ha estado en
el rol que juegan los bosques contribuyendo a compensar la cantidad de
gases de efecto invernadero emitidos en la atmósfera como consecuencia
de la quema de combustibles fósiles.
Pero dijo que se deben integrar otras funciones vitales
proporcionadas por estos ecosistemas únicos en la agenda política,
social y económica. Hogar de millones de especies de plantas y animales,
muchas todavía no descubiertas, los bosques también ofrecen
oportunidades de empleo, alimentación y curas medicinales. Durante
periodos de clima extremo e impredecible, los bosques pueden llevar
lluvia a regiones afectadas por la sequía. A medida que sube el nivel
del mar, los manglares protegen los cultivos sembrados a lo largo de las
costas contra el ingreso de agua salada. Y la lista continúa.
“Los días de los bosques por el bien de los bosques ya terminaron”, dijeron Verchot y otros científicos en una conferencia de CIFOR sobre bosques en Río+20.
Río+20 vio un creciente apoyo para iniciar el proceso que defina una
serie de Metas Universales para el Desarrollo Sostenible (SDG, por sus
siglas en inglés), con miras a implementarlas después del vencimiento de
las Metas de Desarrollo del Milenio en 2015.
El propósito de las SDG es abordar los grandes desafíos de
erradicación de la pobreza, protección ambiental y consumo y producción
sostenibles. Si bien las sugerencias actuales incluyen a los bosques, es
necesario hacer más para garantizar que también sean integrados en
otras agendas de desarrollo sostenible, como seguridad alimentaria y
desarrollo energético, dijeron los científicos.
Hicieron referencia a ejemplos desde Asia hasta Sudamérica y mas allá.
Indonesia — donde se están llevando a cabo conversaciones serias
sobre maneras de lograr el desarrollo sostenible al mismo tiempo que se
mantienen las funciones de los bosques y se reducen las tasas de
deforestación – cuenta con casi un cuarto de los manglares del mundo,
los bosques más ricos en carbono en el trópico.
Estos humedales leñosos contienen 1,023 Mg de carbono por hectárea, según un estudio reciente de CIFOR.
Pero el extendido archipiélago que conforma al país, continúa
perdiendo seis por ciento de sus manglares cada año, debido al deslave
de suelos de gran escala, a la quema y la conversión de tierras.
El mundo pierde biodiversidad y capacidad para almacenar carbono en
el proceso, dijo Verchot. Pero la amenaza a las comunidades costeras es
tal vez más directa: a medida que el nivel del mar sube, los cultivos
enfrentan el riesgo de inundación con agua salada, que les quita los
alimentos y amenaza sus medios de subsistencia.
“Habrá menos tierra disponible para producción y menos tierra
disponible para apoyar la pesca y otras actividades que son importantes
para las personas que viven en el interior y que usan estas áreas
estacionalmente”, dijo.
Igualmente, Carlos Nobre, Secretario Nacional del Ministerio de
Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, señaló las formas en que los
bosques amazónicos ayudan a controlar el clima de la región, liberando
agua extraída del suelo y atrapada en las hojas devolviendo la humedad a
la atmósfera.
Este proceso conocido como evapo-transpiración tiene la habilidad de influenciar patrones de lluvia en otros lugares.
Al mismo tiempo, enfatizó que en un país que ya ha sido afectado por
inundaciones, deslizamientos de tierra y desastres naturales, se debe
considerar cuidadosamente el rol de la pérdida y degradación de los
bosques.
“Pienso que la relación entre bosques y agua se volverá más importante que la relación entre bosques y carbono”.
Daniel Nepstad, Director del Programa Internacional del Instituto de
Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM) coincidió con el
comentario.
“Nos estamos dando cuenta que si solamente nos fijamos en los bosques por su carbono, estamos perdiendo muchas cosas”.
Si bien con frecuencia hay obstáculos institucionales, disciplinarios
y de política para lograr un enfoque integrado acerca de los recursos
naturales, a la larga esto debería ser la meta.
David Allison, investigador senior de la Academia Húngara de
Ciencias, se unió al llamado para considerar la interdependencia de los
ecosistemas mediante estrategias de gestión integradas, mencionando que
la deforestación generalizada puede tener un impacto sobre la
disponibilidad del agua.
Esto requerirá coordinación a distintos niveles.
“La reducción de la evapo-traspiración de los árboles en un lugar
significa la reducción de lluvias en otro lugar, y los cambios en el uso
de la tierra en una región afectan la disponibilidad de agua, la
precipitación y la escorrentía en otra región”.
La investigación de CIFOR está respaldada por el Programa de Investigación sobre Bosques, Arboles y Agrosilvicultura de CGIAR.
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