Es decir, lo que se podría llamar actualizadamente en contexto del
genial Ortega y Gasset la olvidada circunstancia medioambiental, de la
que muchas veces hemos vivido a sus espaldas, como por ejemplo nuestros
cuatro ríos en Zaragoza y, si se me permite heterodoxamente incluir la
gran obra no natural, pero casi, del Canal Imperial de Aragón, obra del
gran ilustrado aragonés del siglo XVIII Ramón Pignatelli y Moncayo, por
orden del conde de Floridablanca.
Conviene reseñar que hay cierta confusión en muchos ámbitos sobre lo
que es y no es la RSE. En primer lugar, en sentido estricto, para que
consideremos incluida en RSE una empresa indicar que debería existir en
dicha empresa una conducta ética sistematizada, tanto a nivel normativo
como por escrito, como verificada, auditada y certificada en sistemas de
gestión integral de RSE. No obstante, la clave es que los beneficios
obtenidos por la empresa, de acuerdo con sus disponibilidades, la
sensibilidad social y las demandas sociales y medioambientales; deben
ser correspondidos con acciones de compromiso social, medioambiental y
cultural.
Y conviene, por supuesto, que la empresa disponga de herramientas,
normas, modelos y técnicas de gestión integral de RSE como modelos EFQM,
diversas normas ISO, memorias de Sostenibilidad con principios del
Global Reporting Initiative, etc. https://www.globalreporting.org/languages/spanish/Pages/Memorias-de-Sostenibilidad.aspx.
No es RSE el mero cumplir de obligaciones legales o bien actividades
aisladas e inconexas de beneficiencia o filantropía sin incluirlas en
Planificación Estratégica.
Parece que el concepto de Empresa Socialmente Responsable y la
Responsabilidad Social Empresarial es algo reciente, pero realmente
tenemos ya constancia desde la Edad Antigua de que en el Imperio Romano
ya existía un concepto de Responsabilidad Empresarial muy conectado con
la familia, los negocios y con la aportación económica y financiera a la
sociedad romana. Siempre ha existido, siquiera marginalmente por
determinados comerciantes, negociantes y empresas; práctica responsable
en los negocios, que por supuesto ha ido evolucionando a más según el
mayor o menor enfoque ético y valores imperantes en la sociedad de cada
momento histórico.
No obstante, la irrupción de una auténtica profunda y amplia RSE,
vinculada e integrada en la Planificación Estratégica, se dataría desde
los años 70 del siglo pasado por parte de grades corporaciones USA,
extendiéndose su aceptación e implementación posteriormente en Europa
durante la siguientes décadas. Para grandes empresas se suele hablar más
bien de Responsabilidad Social Corporativa, si bien la denominación de
Reponsabilidad Social Empresarial abarcaría tanto a grandes como a
pequeñas empresas, incluso cabría hablar más bien de Responsabilidad
Social, abarcando a todo tipo de agentes económicos, tanto públicos como
privados, institucionales e individuales, todo ello muy conectado
también en el fondo con el modelo de integridad propuesto ya desde hace
varias décadas por Michael C. Jensen, un auténtico virtual Premio Nobel,
que quizás se lo merece como el que más.
Y hablando de Premios Nobel, reseñar que ya en 1962 el genial Milton
Friedman, quizás para sorpresa de muchos incluso hoy en día, ya indicaba
claramente que las empresas tenían que tener como función objetivo la
maximización del beneficio a largo plazo, pero teniendo muy en cuenta
las necesidades sociales y medioambientales del entorno. Friedman ya
anticipaba las ideas de ventajas competitivas de reducción de costes y
diferenciación de marca, así como la de los stakeholders o entorno no
solamente financiero de accionistas e inversores que rodea a la empresa y
al que también se debe, es decir, trabajadores, clientes, proveedores,
Estado e Instituciones diversas públicas y privadas con las que se
relaciona como Ayuntamientos, Diputaciones, Universidades, etc.
En el presente siglo podemos indicar una fulgurante expansión de la
RSE, que sin duda ha sido posible desde una intensa labor desde el mundo
académico universitario en colaboración con instituciones y empresas,
como el Curso Extraordinario de la Universidad de Zaragoza que señalaba
al principio, en colaboración y patrocinio con empresas modélicas en RSE
como IPGSoft. Por otro lado, qué duda cabe, en las empresas y
empresarios hay una mayor formación y concienciación por los temas
sociales y ambientales que preocupan al entorno de stakeholders con los
que se mueve la empresa, así como creciente ocupación y preocupación
del propio Management de la Empresa que puede reducir costes y
diferenciación de marca con la adecuada RSE.
También por supuesto en parte gracias a instituciones públicas y
privadas que han promovido la concienciación y el uso de herramientas de
responsabilidad social. En el caso concreto de Aragón destacamos
ARARSE, Asociación Aragonesa para el Desarrollo de la Responsabilidad
Sociedad Empresarial, http://www.ararse.org,
que ofrece formación, asesoramiento y servicios profesionales diversos
incluyendo auditorías de RSE de acuerdo con normas propias y sistemas
integrados de gestión propios, y si la auditoría es conforme entonces la
Cámara de Comercio de Zaragoza emite certificación y sello de Empresa
Responsable.
Sin duda, las PYMES son empresas que necesitan mucha mayor atención
por parte de todos y hay que cuidarlas y mimarlas especialmente por ser
intensivas en mano de obra, así como mayoritarias en el tejido
empresarial, y también por sus mayores limitaciones y especial
problemática para integrar la RSE en Planificación Estratégica con
respecto a las grandes corporaciones.
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