Oceana ha
enviado un informe a la Comisión Europea en el que alerta de la
presencia de más de 600 especies y casi 350 comunidades y hábitats en la
zona
ECOticias.
La Graciosa, Cagafrecho, Isla de Lobos, Jandía y una veintena
más de espacios protegidos podrían verse afectados por la búsqueda de
petróleo en el oriente de Canarias, según ha denunciado Oceana en un informe
que ha hecho llegar a la Comisión Europea. Además, arrecifes de corales
de aguas frías, agregaciones de esponjas de profundidad, fuentes
hidrotermales, corales negros, angelotes, cetáceos, tortugas y casi un
centenar de especies protegidas podrían sufrir el impacto de estas
actividades.
En total, el estudio de Oceana enumera 25 espacios protegidos, 12
tipos de hábitats amenazados y 82 especies en peligro. El Canal de
Canarias, lugar donde se pretenden realizar las prospecciones
petrolíferas, alberga hábitats formados por gases que están recogidos
como un hábitat protegido según la Directiva Hábitats.
Sobre ellos se asientan comunidades de corales y esponjas que serán
físicamente destruidas cuando comiencen las actividades de búsqueda de
petróleo.
“Los accidentes con vertidos de hidrocarburos al medio marino
serán inevitables, por lo que la contaminación afectará a cientos de
especies y hábitats presentes en la zona”, alerta Ricardo Aguilar, Director de Investigación de Oceana Europa. “Aunque
las islas que se verían más afectadas son Lanzarote y Fuerteventura,
las corrientes predominantes en la zona acabarían llevando la
contaminación hasta Gran Canaria”.
No sólo se dañará la biodiversidad del lugar, sino que dos
actividades tan importantes para el archipiélago como el turismo y la
pesca podrían verse igualmente afectadas. El canal de Canarias es de
gran importancia para especies como la sardina, el boquerón, el atún, la
merluza o el bonito, entre otras. De hecho, Oceana ha identificado una
alta biodiversidad en la zona, con más de 600 especies y cerca de 350
comunidades y hábitats.
Las islas Canarias fueron declaradas en 2005 PSSA (Área Marina
Particularmente Sensible) por la Organización Marítima Internacional
(IMO), a causa de su riqueza biológica y la dependencia económica de
ésta. Ello obliga a establecer criterios aún más estrictos para evitar
cualquier tipo de vertido y contaminación, algo que no se ha requerido a
Repsol a la hora de otorgar los permisos de exploración.
La empresa petrolera tampoco ha informado al Gobierno español sobre
la presencia de hábitats protegidos en la zona donde pretende llevar a
cabo sus actividades, a pesar de que conocía su existencia.
“La omisión u ocultación de datos por parte de Repsol ya es una
constante en su forma de comportarse. El Gobierno español y la Comisión
Europea no deberían permitir esta actitud, sino sancionarla revocando
los permisos”, ha declarado Ricardo Aguilar. “Es muy peligroso
el mensaje que se está mandando de que las leyes no son iguales para
todos y que algunas empresas están exentas de cumplir con las directivas
y acuerdos internacionales de conservación marina”.
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