La falta de
precipitaciones ha dejado sin agua a los escasos reductos de vegetación
que existen en medio del paisaje semidesértico de Fuerteventura, los
humedales, lo que está reduciendo la presencia de aves migratorias y
puede poner en riesgo la próxima nidificación.
La falta de
precipitaciones ha dejado sin agua a los escasos reductos de vegetación
que existen en medio del paisaje semidesértico de Fuerteventura, los
humedales, lo que está reduciendo la presencia de aves migratorias y
puede poner en riesgo la próxima nidificación.
Respetados por la
comunidad científica por su rica biodiversidad, los humedales majoreros
este año se enfrentan a una grave sequía que ya comienza a afectar a sus
principales inquilinos: los centenares de aves acuáticas que eligen
estos enclaves como lugar de reproducción o de descanso en su paso de
Europa a África.
Fuerteventura cuenta con cinco grandes humedales:
el Saladar de Jandía, una marisma reconocida internacionalmente como
zona Ramsar, y las charcas artificiales de Catalina García, en Tuineje;
la Rosa del Taro y la presa de Los Molinos, en el municipio de Puerto
del Rosario; y la presa de Las Peñitas, en Betancuria.
Desde hace
unos años, los cinco son parada obligatoria para ornitólogos llegados de
toda Europa y una alternativa más al turismo de sol y playa.
Sin
embargo, los humedales de Fuerteventura no pasan por su mejor momento. A
la suelta de especies invasoras y al acopio de agua con fines agrícolas
se une un invierno de los más secos que se han registrado en los
últimos años.
Esta falta de lluvias se materializa en una
reducción del hábitat necesario para que puedan reproducirse las aves
acuáticas migratorias que llegan a la isla antes de cada primavera.
Ahora, a las visitantes de los humedales majoreros les falta
alimentación y también superficie de descanso.
El ornitólogo y colaborador de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), Marcelo Cabrera, reconoce que ha sido un año duro para la reproducción de determinadas aves acuáticas.
"Hemos
observado cómo se ha reducido el avistamiento de parejas reproductoras
en los humedales de la isla y cómo ha disminuido el número de pollos de
especies como la cigüeñela y la gallineta común", asegura Cabrera, en
declaraciones a Efe.
Además, este naturalista comenta que la
sequía no solo condiciona el tamaño de las poblaciones, sino que cuando
el humedal agoniza y se produce un incremento de la dureza del agua, el
color del plumaje de algunas variedades de aves como la focha común se
ve alterado.
La charca de Catalina García está considerada entre
los humedales más interesantes de Canarias por su importante
biodiversidad. Con una vegetación de matorrales y un pequeño bosque de
tarajales, es lugar de descanso para centenares de aves invernantes y
parada para las especies migratorias que cruzan el Atlántico.
Son
habituales la garceta común, la garza común, la cerceta común o el
archibebe oscuro. En ella nidifican el chortilejo chico, la cigüeñela
común o la focha común, además de la estrella de Catalina García: el
tarro canelo, una especie de ganso que eligió Fuerteventura en 1994 como
primer lugar de reproducción de toda España.
En la actualidad, se han avistado algunos pollos de tarro canelo en las Salinas de Janubio, en Lanzarote.
LA CHARCA DE CATALINA GARCÍA
La
imagen de la charca de Catalina García repleta de agua y como santuario
de aves contrasta con la fotografía que esta marisma artificial
presenta en la actualidad: ahora solo quedan algunos charcos y un suelo
marrón agrietado, ideal para documentar una feroz desertización.
"En este humedal se han perdido este año todas las especies reproductoras acuáticas", lamenta Marcelo Cabrera.
La
situación podría complicarse durante el próximo periodo de reproducción
si continúa sin llover. El director de la Reserva de la Biosfera de
Fuerteventura, Tony Gallardo, explica cómo este año algunas especies han
abandonado su lugar habitual de cría y se han trasladado hasta la presa
de Los Molinos, construida en la etapa franquista para abastecer a los
agricultores de la cercana Colonia Rural García Escámez, que es la única
que aún continúa con agua.
"Si persiste la sequía puede que no haya nidificación el próximo año en la isla", advierte Gallardo.
Desde
SEO/BirdLife también se alerta del peligro que corren estos humedales y
se insiste en la necesidad de proteger los escasos lugares que aún en
estas fechas continúan con agua y que sirven de bebedero para muchas de
estas aves.
Los llanos que se extienden por el interior de la isla
también son idóneos para contemplar especies esteparias como la hubara
canaria, el corredor sahariano y la tarabilla canaria, endémica y
exclusiva de Fuerteventura y uno de los grandes atractivos para los
ornitólogos que se desplazan hasta el lugar.
Sin embargo, la
sequía que sufre el campo majorero y la consecuente reducción de pastos
en las llanuras y de cultivos de secano como cereales y leguminosas de
continuar y cumplirse los peores pronósticos para 2013 también podrían
verse afectadas estas familias de aves. EFE
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