Los estrepitosos estorninos se han convertido en la plaga de la cosecha de verano, vides y olivos, en cuyas plantaciones se emplea tiempo y dinero para desarrollar cada vez más creativos artilugios que los mantengan a raya.
Javier Ginesta, responsable de los viñedos más grandes de
Europa, en Tierras de Castilla, Malpica de Tajo, provincia de Toledo,
lucha estos días para proteger la uva, ya en proceso de maduración, de
estas voraces aves.
"Aunque son más de mil hectáreas, seguimos
muy de cerca la evolución de la uva, pero el aviso más singular de que
empieza a madurar es la aparición de los estorninos", explicó a
EFEverde.
Es en los racimos que pasan el envero (el cambio de
color) y las bayas empiezan a aumentar de tamaño y ganar azúcar en los
que se ceban los temidos pájaros, que aparecen a diario en grandes
bandadas.
En la finca El Jaral, que gestiona Ginesta, enólogo y
perito agrícola, se detonan cargas de butano cada quince minutos para
ahuyentar los pájaros.
La medida, a la que parecen haberse
acostumbrado las aves, al igual que el visitante, pasada la primera
media hora de recorrido entre plantaciones de tempranillo,
cabernet-sauvignon, petit verdot, syrah y merlot, no ha conseguido
atajar la plaga.
La complementan con la emisión constante, a
través de altavoces distribuidos entre los viñedos, de gritos de caza de
halcones, que tampoco surten efecto, reconoció.
"Llegamos a tener
halcones de verdad, depredador natural de los estorninos, apostados en
la finca, pero tampoco ha funcionado. Son tantos que logran acorralar y
ahuyentar al enemigo y ya no es una amenaza", subrayó el experto.
La
experiencia de otros años establece que los estorninos solo se irán
cuando otros cultivos más dulces y apetitosos, como unos cercanos higos,
sean más atractivos que las uvas.
Los estorninos pintos, a los
que se considera especie invasora, se agrupan en grandes contingentes
para recorrer en bandadas campos y cultivos de secano, como olivares y
viñedos.
Según el biólogo Vicente Hernández Gil, autor del trabajo
de grado "Ecología de comunidades de aves esteparias de la Región de
Murcia", los estorninos son altamente gregarios y se unen en grandes
bandadas para comer, dormir y desplazarse.
Sus potentes cantos, a
los que incorporan "estrofas" de otras especies, silbidos y gorjeos, no
cesan ni durante las noches, como una manera de protegerse de sus
depredadores.
Grandes consumidores de semillas y frutos, añade el
experto en sus trabajos de divulgación, los estorninos se desplazan en
masa en busca de alimento en abundancia y lo mismo eliminan una plaga de
gusanos que acaban con kilos de aceitunas en un olivar.
Son una
especie en expansión y alcanzan concentraciones tan altas que, en
invierno, cuando su gregarismo se acentúa, pueden superar varios
millones de individuos en parques y árboles de paseo.
Su presencia
no pasa nunca inadvertida, sus excrementos cubren tanto vehículos, como
extensas áreas de vegetación, y su estrépito es inconfundible y a veces
difícil de soportar.
En Ayuntamientos de toda España se toman
medidas de choque contra estas aves, que incluyen pirotécnica nocturna,
la suelta de halcones y descargas de ultrasonido.
El periodo de
media veda de caza que arrancó esta semana en los terrenos cinegéticos
de régimen especial con plan técnico de gestión, incluye el abatimiento
de estorninos. EFEverde
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