China trasladó a 1,3 millones de personas durante los
17 años que tardó en completar la presa de las Tres Gargantas. Incluso
después de terminar el proyecto de 59.000 millones de dólares (unos
40.230 millones de euros) el mes pasado, la amenaza de desprendimientos
de tierra a lo largo de los bancos de la presa obligará a decenas de
miles de personas a trasladarse de nuevo.
Es un recordatorio de los retos sociales y ecológicos
que han afectado al mayor proyecto hidroeléctrico del mundo. Aunque ha
habido escasas protestas entre los residentes que tendrán que ser
realojados por segunda vez, las consecuencias medioambientales respecto a
otras grandes inversiones en China se han convertido en un tema
candente antes de la transición de liderazgo que tendrá lugar este año.
En algunos casos, las protestas han obligado al
desguace de proyectos multimillonarios. El más reciente fue el pasado 28
de julio, cuando funcionarios chinos cancelaron una tubería de
distribución de residuos industriales después de que manifestantes
anticontaminación ocuparan una oficina del Gobierno en la ciudad de
Qidong, destruyendo equipos informáticos y volcando coches.
"Si el Gobierno te dice que te tienes que trasladar, te
trasladas", dijo Shuai Linxiang, una mujer de 57 años entre los 20.000
realojados de Huangtupo, donde fueron reasentados en 1998. "No te puedes
oponer".
La presa de las Tres Gargantas se terminó en julio
cuando la última turbina se unió a la red eléctrica y la instalación
alcanzó su plena capacidad de 22,5 gigawatios, más de lo suficiente para
alimentar a Pakistán o Suiza.
A medida que la presa se estaba construyendo en el río
Yangtsé, en el centro de la provincia de Hubei, las autoridades
movilizaron a 1,3 millones de personas que vivían en lo que se convirtió
en su reserva de 1.045 km, un área más grande que Singapur.
Reuters hizo recientemente una visita a la presa de 181
metros de altura y la reserva. Como muestra de lo sensible que son los
traslados, miembros de seguridad vestidos de paisano y personas que se
identificaron así mismos como miembros del "departamento de noticias"
siguieron a los periodistas de Reuters por la zona durante los tres
días, dificultando las entrevistas intimidando a los lugareños con su
presencia.
Desde que se filtrara el nuevo reasentamiento, Shuai y
sus vecinos son conocidos en China como "los inmigrantes de las Tres
Gargantas, una vez más".
Fueron trasladados a Huangtupo a finales de la década
de los 90 y a principios de los años 2000, cuando el embalse comenzó a
invadir la ciudad original.
Además de las 20.000 personas en Huangtupo, otras
100.000 podrían ser trasladadas en los próximos tres a cinco años por
riesgos geológicos, dijo en abril Liu Yuan, responsable del Ministerio
de Tierra y Recursos en Pekín, según un comunicado oficial de la radio
nacional china.
El número de "riesgos geológicos" había aumentado un 70
por ciento desde que los niveles del agua en el embalse alcanzaron un
máximo de 175 metros, dijo, sin dar más detalles, aunque se cree que se
refiere a desprendimientos de tierras. Liu no pudo ser localizado para
hacer comentarios.
Los desprendimientos de tierra en Huangtupo se vieron
agravados por los cambios en los niveles de agua en el embalse, dijo Fan
Xiao, un geólogo del instituto vinculado al Gobierno en la provincia de
Sichuan, que estudió la situación en 2006.
Los funcionarios de la presa bajaron los niveles de
agua hasta 30 metros durante el verano para anticiparse a las
inundaciones, y lo aumentaron en invierno. El cambio suaviza las laderas
a lo largo de sus orillas, dijo Fan.
"Es como una persona que está de pie, si le empujas y tiras de él, no estará tan estable como antes", dijo.
Para los cientos de miles de personas que viven en las
orillas, los desprendimientos de tierra pueden destrozar sus hogares. El
Gobierno no ha dado las últimas estadísticas de muertes por
desprendimientos de tierra pero al menos 48 personas murieron en 2007 en
la zona, según medios estatales.
Los responsables de las Tres Gargantas defienden las
instalaciones y dicen que ha contribuido al desarrollo de una región
pobre.
Wang Hai, diputado del departamento de operaciones en
el complejo, dijo que la presa no aumentó el riesgo de desprendimiento
de tierra que añadió no es usual en las orillas de la reserva.
"La estabilidad en las orillas no es peor que antes", dijo a Reuters en una entrevista.
También se ha criticado a la presa por sus aguas
contaminadas. Cientos de fábricas, minas y vertederos de residuos se
vieron sumergidos durante años y el crecimiento urbano adicional a lo
largo de la reserva ha provocado el doble de descargas de aguas
residuales entre 2000 y 2005, según International Rivers, una ONG con
sede en California cuyo objetivo es la protección de los ríos.
Una isla de residuos flotaba en las aguas marrones de la presa cuando Reuters la visitó.
"Después de que se construyese la presa de las Tres
Gargantas, el deterioro de la calidad del agua es obvio y además,
irreversible", dijo Ai Nanshan, profesor de ciencias ambientales en la
Universidad de Sichuan. "El flujo del agua se ha reducido, por lo que su
capacidad de purificarse se ha deteriorado".
La presa ha acelerado el desarrollo de la reserva entre
50 y 100 años, dijo Chen Lei, otro responsable del departamento de
operaciones de las Tres Gargantas.
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