miércoles, 15 de agosto de 2012

Un jardín africano en la Grande Place de Bruselas


África es por primera vez la inspiración del tapiz floral que cada dos años cubre la Grande Place de Bruselas, una ciudad que gracias a esta tradición se libra durante al menos cinco días del viejo prejuicio de capital gris.

Casi un millón de begonias de todas las tonalidades componen un tapiz de 77 por 24 metros que en esta ocasión reproduce dibujos geométricos de las distintas etnias del Congo, Nigeria, Etiopía, Camerún y Botsuana.

Y es que para cubrir mil 800 metros cuadrados de adoquines a los pies del Ayuntamiento de Bruselas hacen falta muchas begonias.

Los visitantes pueden observar a pie de plaza y en primer plano la gran alfombra de flores o bien pagar cinco euros, (unos 80 pesos),  para verla en toda su grandeza desde el balcón del Ayuntamiento, también decorado para la ocasión.

Desde este martes por la mañana más de cien voluntarios han participado en la minuciosa y coordinada colocación de las begonias, un trabajo de precisión que dura ocho horas, ante la atenta mirada de los vecinos y turistas.

El resultado lo podrán admirar los que visiten Bruselas hasta el próximo domingo 19 de agosto, cuando coincidiendo con su quinto día de vida las flores, todas de origen belga, comiencen a marchitarse.

Por primera vez se ha dado prioridad a la frescura de la materia prima frente a la longevidad del evento y la alfombra estará "desplegada" sólo cuatro días, en lugar de las dos semanas de anteriores ocasiones.

La primera vez que el corazón de la ciudad albergó un tapiz floral fue en 1971, aunque no se estableció como acontecimiento bienal hasta 1984.

El primero en diseñar la alfombra fue el arquitecto paisajista Etienne Stautemas, que con Bruselas finalizó su proyecto tras decorar las plazas más importantes de Flandes.

El artista flamenco, que estudió Horticultura en la Universidad de Gante, llevaba experimentado con la creación de tapices florales desde hacía dos décadas.

Tras realizar docenas de "pequeñas" alfombras de unos pocos metros cuadrados, llegó a la conclusión de que los grandes tapices urbanos podían ser un excelente vehículo de promoción no de su capital, como se tiende a pensar hoy, sino de sus flores preferidas: las begonias.

Para Stautemas no había flor con tantas posibilidades técnicas, estéticas e incluso económicas (se cultivan en Bélgica).

"Hoy por hoy es el evento cultural de Bruselas que despierta mayor interés mediático internacional", explica a la prensa el consejero de Cultura de la ciudad, Philippe Close, tras atender los ruegos y preguntas de periodistas llegados de Rusia o Japón, entre otros.

"La postal con la imagen del tapiz de flores es la más popular entre los turistas a lo largo de todo el año, incluso más que la imagen del Manneken Pis", añade Close.

África no solo entrará por la vista y el olfato a través de la fragancia de flores frescas, sino también por el oído.

Dos grupos de sonidos africanos, Tuur Florizoone y Mixtuur, ayudarán a trasladar al espectador a lugares tan lejanos como Botsuana, Camerún, Nigeria o el Congo, con el que Bélgica mantiene una histórica relación.

Más rápida que la colocación de las flores será su recogida.

"El domingo todas estas flores volarán. Lo he visto en otras ocasiones. La gente espera al final para llevarse alguna planta a casa", explica María, una madrileña que trabaja en Bruselas desde hace siete años.

Habrá que esperar otros dos años para que la Grande Place vuelva a estar cubierta de flores y el lugar más emblemático de la capital tendrá hasta entonces que conformarse con los pétalos de rosa que se lanza a las parejas novios, miles, que cada año se casan en el Ayuntamiento de la capital.

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