En concreto, la OMS establece dos niveles o concentraciones de cianobacterias (2 mm3/L y 10 mm3/L), que no deberían superarse en aguas de baño y otros usos recreativos ya que pueden provocar efectos nocivos para la salud
ECOticias.
“Las toxinas que producen las cianobacterias
representan un importante riesgo para la salud tanto en las aguas
dedicadas al consumo como en las de baño, pero en estas últimas no se
suelen medir, por lo que la OMS ha dado unos niveles de riesgo asociados
a la cantidad de estos microorganismos presentes en las aguas”,
explica a SINC Caridad de Hoyos, investigadora del Centro de Estudios y
Experimentación de Obras Públicas (CEDEX).
En concreto, la OMS establece dos niveles o concentraciones de cianobacterias (2 mm3/L y 10 mm3/L),
que no deberían superarse en aguas de baño y otros usos recreativos
ya que pueden provocar efectos nocivos para la salud, con
probabilidades bajas y moderadas, respectivamente. Entre los posibles
daños se han registrado desde irritaciones en la piel de los bañistas
hasta alergias y problemas digestivos graves.
Ahora, un estudio de científicos del Joint Research Center y otros
centros europeos –incluido el CEDEX– revela que el 23% de los lagos y
embalses españoles superan el primer nivel establecido por la OMS, por
lo que se podrían producir floraciones o blooms de cianobacterias en algunos de ellos. Los datos se publican en el Journal of Applied Ecology.
En general, los lagos de los países del centro de Europa son los que
presentan mayor riesgo para la salud. En algunos países, más de la
mitad de ellos superan ese primer nivel –53% en los Países Bajos y el
47% en Alemania–. La situación mejora en los países nórdicos, como
Noruega y Suecia, donde este problema apenas alcanza al 5% de sus
masas de agua.
Para obtener estos datos los investigadores han relacionado la
cantidad de cianobacterias con las concentraciones de fósforo medidas
en 1.506 lagos europeos. “El aumento de cianobacterias detectado en las
últimas décadas se debe al enriquecimiento de las masas de agua en
nutrientes, especialmente el fósforo”, explica De Hoyos.
Fósforo de la agricultura y la industria
Los científicos han desarrollado un modelo que indica la máxima
capacidad potencial que tiene una masa de agua para producir
cianobacterias a diferentes concentraciones de fósforo, un elemento que
llega a los lagos y embalses por las actividades de la agricultura o
la industria.
Los resultados indican que la probabilidad de exceder el nivel 1 de
la OMS para aguas de baño aumenta desde alrededor del 5%, cuando hay
16 microgramos por litro (µg/L) de fósforo, hasta más del 40%, si se
alcanzan los 54 µg/L de este nutriente.
También se ha observado que aproximadamente el 50% de los lagos
estudiados se mantienen por debajo de los niveles de cianobacterias
dados por la OMS aunque tengan concentraciones altas de fósforo. Según
De Hoyos, “esto indica la importancia que deben tener otros factores,
como la tasa de renovación del agua, en el crecimiento de las
cianobacterias”.
La investigadora destaca que el modelo “puede ser usado para marcar
niveles de nutrientes que permitan mantener las masas de agua
dedicadas a usos recreativos, de acuerdo con los niveles de riesgos
requeridos y según la importancia del servicio que presten”.
Cianobacterias y toxinas
La OMS marca dos niveles guía para aguas de baño, es decir, cantidades o biovolumen de cianobacterias. El nivel 1 es de 2 mm3/L e implica "bajas probabilidades de efectos adversos para la salud". Con estos valores, si hay especies de cianobacterias productoras de toxinas, se puede llegar a concentraciones de microcistinas –un tipo de toxina concreta– de hasta 2-4 µg/L (incluso 10 µg/L, según qué especies). El nivel 2 es de 10 mm3/L e implica "moderadas probabilidades de efectos adversos para la salud", con cantidades que pueden llegar a los 20 µg/L de microcistinas.
Para aguas dedicadas al consumo se establecen tres niveles: nivel de vigilancia (0,02 µg/L) nivel alerta 1 (0,2 µg/L) y nivel alerta 2 (10 µg/L). Según la OMS –cuyas recomendaciones se han trasladado a la legislación española– no debe haber más de 1 µg/L de microcistinas en este tipo de agua. Otras toxinas producidas por las cianobacterias (como la anatoxina y la cilindrospermopsina) están menos estudiadas y la OMS todavía no ha establecido rangos de las mismas relacionados con la salud.
La OMS marca dos niveles guía para aguas de baño, es decir, cantidades o biovolumen de cianobacterias. El nivel 1 es de 2 mm3/L e implica "bajas probabilidades de efectos adversos para la salud". Con estos valores, si hay especies de cianobacterias productoras de toxinas, se puede llegar a concentraciones de microcistinas –un tipo de toxina concreta– de hasta 2-4 µg/L (incluso 10 µg/L, según qué especies). El nivel 2 es de 10 mm3/L e implica "moderadas probabilidades de efectos adversos para la salud", con cantidades que pueden llegar a los 20 µg/L de microcistinas.
Para aguas dedicadas al consumo se establecen tres niveles: nivel de vigilancia (0,02 µg/L) nivel alerta 1 (0,2 µg/L) y nivel alerta 2 (10 µg/L). Según la OMS –cuyas recomendaciones se han trasladado a la legislación española– no debe haber más de 1 µg/L de microcistinas en este tipo de agua. Otras toxinas producidas por las cianobacterias (como la anatoxina y la cilindrospermopsina) están menos estudiadas y la OMS todavía no ha establecido rangos de las mismas relacionados con la salud.
Referencia bibliográfica:
Laurence Carvalho, Claire McDonald, Caridad de Hoyos, Ute Mischke,
Geoff Phillips, G_abor Borics, Sandra Poikane, Birger Skjelbred, Anne
Lyche Solheim, Jeroen Van Wichelen, Ana Cristina Cardoso. “Sustaining
recreational quality of European lakes: minimizing the health risks
from algal blooms through phosphorus control”. Journal of Applied Ecology 50: 315–323, 2013.
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