domingo, 25 de agosto de 2013

Medellín reverdecerá con orden

Ceibas, falsos laureles, búcaros, tulipanes africanos y hasta algunas especies de palmas se abren paso en el Valle de Aburrá en medio de aceras, parques y vías principales. Para muchos es una hermosa ciudad verde que cuida su patrimonio natural y, para otros, en especial para las empresas de servicios públicos, un riesgo.

Conscientes de la situación, y por primera vez en Colombia, un grupo de empresas adelanta una planeación arbórea integral. Se trata de UNE EPM Telecomunicaciones, en alianza con EPM y bajo la investigación de la Universidad Nacional de Colombia.

Juntos construyeron un plan que define las especies de árboles idóneas para la siembra, de acuerdo con sus características de crecimiento y densidad, con tres propósitos: facilitar la operación e instalación de servicios como energía, gas, agua y telecomunicaciones; disminuir el riesgo de los transeúntes, y apostarle a la planeación adecuada de la ciudad.

Plan de manejo
De acuerdo con el Plan maestro de espacios públicos verdes urbanos del Valle de Aburrá, formulado por el Área Metropolitana, en las zonas públicas de la ciudad de Medellín hay aproximadamente 400 mil árboles, de los cuales casi 200 mil están en conflicto con las redes de energía, agua, gas y telecomunicaciones.

En el estudio de la Universidad Nacional de Colombia se estudiaron cerca de 10 mil árboles en distintos puntos del Valle de Aburrá y se confirmó la existencia de alrededor 200 especies diferentes, de las cuales más del 70 por ciento corresponden a árboles de gran talla, en su mayoría introducidos y con la connotación de edad avanzada.

Ante esta situación, que genera altos costos de mantenimiento y problemas con la continuidad y calidad en la prestación de los servicios, se elaboró el Plan de manejo del componente arbóreo en interferencia con redes de servicios públicos.

Por la magnitud del proyecto se dividió en dos fases. La primera realizó un diagnóstico del estado del componente arbóreo y formuló protocolos de trabajo de cómo debería ser la relación y la poda en una interferencia. Además, se definieron lineamientos para reemplazar estos árboles por otros más adecuados.

"No hay árbol malo sino mal ubicado. Por ejemplo, el falso laurel queda bien en una glorieta porque no interrumpe ni una red ni la circulación de las personas, pero si se pone en una acera puede afectar la calles y las casas", explicó Óscar Andrés Sáenz Ruiz, investigador del Departamento de Ciencias Forestales de la UN en Medellín. Por eso, la recomendación es sembrar árboles con copas cerradas, que no sean extendidas y que puedan mimetizar estas redes, especies como la flor de la reina, los guayacanes de Manizales, alcaparros y carboneros, por citar algunas.

Según Julián Correa, profesional del equipo ambiental de la Subdirección de Gestión Integral de UNE, "un arbolado debidamente planeado en nuestras ciudades permite armonizar la prestación de los servicios con los beneficios ambientales brindados por este recurso natural".

Recuerda que por mucho que nos guste arborizar, es preciso hacerlo con las especies adecuadas. Antes que la belleza de una especie debe primar la seguridad.

La segunda fase del proyecto busca generar directrices que permitan establecer una planeación que defina las especies y lugares idóneos para la siembra; facilitar la operación de los prestadores de servicios públicos; realizar intervenciones adecuadas y mantener una ciudad verde con criterios de planeación.

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