Científicos de
cinco instituciones han combinado la arqueología, la geomorfología y
la geoquímica para llevar a cabo excavaciones detalladas de tres de
estas lomas y romper el misterio de su origen
INNOVAticias.
Los Llanos de Moxos, en la Amazonia
boliviana, albergan cientos de montículos boscosos de tierra. Uno de
ellos es conocido por los locales como "la Isla del Tesoro". Hasta
ahora, nadie ha tenido claro qué son ni cómo se han formado.
Científicos de cinco instituciones han combinado la arqueología, la
geomorfología y la geoquímica para llevar a cabo excavaciones
detalladas de tres de estas lomas y romper el misterio de su origen: es
basura de los primeros habitantes de la región.
Se creía que los montículos habían sido creados por el curso de ríos
cambiantes, o por colonias de aves y termitas a lo largo del tiempo.
Con estas excavaciones se ha resuelto el enigma. Están formadas por
pilas de conchas, caracoles de agua dulce, huesos de animales y carbón,
que son los residuos de cazadores-recolectores que habitaron la zona
desde hace al menos 10.400 años.
“Estos paisajes de la sabana se consideraban inhóspitos para
ocupaciones preagrícolas por sus condiciones ambientales desfavorables.
Nosotros demostramos que no fue así, se ha subestimado la capacidad
para adaptarse al medio natural de los primeros
cazadores-recolectores”, declara a SINC Umberto Lombardo, de la
Universidad de Berna (Suiza), y líder del equipo de investigación.
La región está muy alejada de la costa, por donde habrían llegado
los primeros humanos. “Si se quiere llegar a los Llanos de Moxos desde
la costa Atlántica, hay que andar durante 6.000 kilómetros; si se
quiere llegar desde la costa Pacifica se tienen que cruzar los Andes”,
subraya el experto.
Esto indica que o bien la capacidad de desplazarse y adaptarse a
distintos entornos de los primeros pobladores era increíblemente alta, o
bien estos primeros pobladores empezaron su camino de colonización de
las Américas mucho antes de lo que se piensa. Se ha dicho que los
primeros pobladores americanos fueron los Clovis, en Norteamérica, hace
13.000 años.
Los lugares más antiguos con presencia humana que se conocen hasta
el momento dentro de Amazonia son la caverna de Pedra Pintada en
Brasil, que tiene alrededor de 11.000 años, y la Peña Roja en Colombia,
con alrededor de 10.000 años.
“Creíamos que la escasez de sitios tempranos en Amazonia se debía a
que no hubo muchos asentamientos humanos, pero nuestro descubrimiento
sugiere que probablemente muchas de estas zonas han sido destruidas por
eventos naturales”, asegura Lombardo.
Por medio de técnicas de radiocarbono fecharon los sedimentos y, con
este método, averiguaron que, "en el sitio Isla del Tesoro, con más de
20 fechados, el material más profundo es siempre más antiguo que el
que está en superficie –explica el científico–. Esto es muy importante
porque indica que la estratigrafía del sitio está bien preservada".
Una montaña de basura milenaria
Las firmas químicas de la presencia humana se registraron en los
niveles más altos de los sedimentos del montículo, y los estudios de
los huesos de animales y conchas indican que son los restos de antiguas
comidas humanas.
“Las islas nos dicen que a partir de hace más de 10.000 años, los
cazadores-recolectores se desplazaban por las praderas para cazar una
gran variedad de mamíferos, peces y aves, así como para la recolección
de grandes cantidades de caracoles de agua dulce”, señala la
investigación.
Con el tiempo, los residuos de estas incursiones de caza y
recolección formaron montículos que se fueron elevando por encima de la
llanura inundada. Estos residuos o montículos de basura, a su vez
proporcionan un hábitat para plantas y animales locales,
transformándolas en las islas de bosque reconocibles en el paisaje
actual.
Según los científicos, “es muy probable que muchos más montículos de basura se encuentren enterrados bajo la sabana”.
Este tipo de lugares arqueológicos, llamados conchales, son muy
comunes a lo largo de las costas de todo el mundo, desde Suecia,
Argentina a Australia. “Básicamente son basureros, sitios donde se
acumulaban los restos de las comidas, que en el caso de los conchales
costeros eran preferentemente conchas marinas y peces. En nuestro caso
se trata en su mayoría de caracoles, pero también hemos encontrado
varios huesos de ciervo y peces. Son sitios muy importantes porque nos
dicen qué comía la gente hace varios miles de años”, concluye Lombardo.
Referencia bibliográfica:
Lombardo U, Szabo K, Capriles JM, May J-H, Amelung W, et al. " Early
and Middle Holocene Hunter-Gatherer Occupations in Western Amazonia:
The Hidden Shell Middens". PLoS ONE 8(8): e72746, 28 de agosto de 2013. doi:10.1371/journal.pone.0072746
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