Físico del Laboratorio de Procesamiento de Imágenes y profesor de la
Universitat de València, José F. Moreno (Villa del Campo, Cáceres, 1962)
mantiene relaciones con científicos de la NASA desde que en los 90
estuviera en el Jet Propulsion Laboratory de Pasadena, dicho sea de paso
el mismo donde trabajan los físicos de la popular serie Big Bang Theory.
Moreno dice que esta relación es mejor ahora porque “Obama ha enviado a
la Agencia un mensaje de mayor apertura a la colaboración
internacional”. Fruto de esta colaboración es el uso por parte de la
NASA del instrumental diseñado por el equipo de Moreno, en el marco del
proyecto Flex (Fluorescence Explorer) de la Agencia Espacial Europea
(ESA), para medir la fluorescencia emitida por las plantas, muy útil en
el seguimiento a gran escala del cambio climático.
Pregunta. Su prototipo aerotransportado ha volado ya
por Finlandia y Alemania, haciendo mediciones de masas boscosas desde
dos y tres kilómetros de altura. ¿Cuándo se va a los EE UU?
Respuesta. El prototipo viaja a Estados Unidos en
agosto, para volar en septiembre. Nuestra propuesta es trabajar también
en la campaña y la explotación de datos del año que viene.
P. ¿Hasta dónde llega el interés de la NASA por su proyecto?
R. Flex es un satélite que vuela en órbita
heliosíncrona, es decir, que da vueltas a la Tierra de polo a polo
sincronizado con el Sol, de manera que siempre ve las mismas plantas a
la misma hora del día. La colaboración que hemos propuesto a la NASA
consiste en usar nuestro prototipo con ellos en un satélite
geoestacionario, que gira en el sentido del ecuador a la misma velocidad
de la Tierra, con lo cual es como si estuviera quieto. Eso tiene un
problema de altos costes que puede solucionarse aprovechando un satélite
que se vaya a mandar para televisión, por ejemplo.
P. En marzo Science alertaba sobre los
recortes en los programas de observación de la Tierra y Copérnico de la
ESA. ¿Cómo les ha afectado hasta ahora?
R. Flex está muy avanzado y creo que precisamente
por eso va a salvarse. Los recortes nos afectaban sobre todo por
Sentinel, el otro satélite con el que hemos de volar, pero finalmente
Sentinel fue ratificado y forma parte del presupuesto general de la
Union Europea para 2014-2020.
Ojos espaciales
José F. Moreno preside tanto el comité de la misión europea Flex para medir la fluorescencia vegetal, como también la de Ingenio, primer satélite óptico enteramente español, cuyo lanzamiento está previsto en julio de 2015. Ambos mirarán la superficie terrestre con ojos espaciales.
P. ¿Van a tener dos satélites para un solo proyecto?
R. En realidad es una forma de abaratar costes. El
Sentinel lleva un paquete muy completo de instrumentos, como el
Meteosat. La idea es aprovechar estos instrumentos y llevar en nuestro
propio satélite solo el instrumento de medición de fluorescencia. Para
la ESA, tener una misión de dos satélites juntos, en la que si uno hace
una maniobra para corregir la órbita el otro ha de hacer la misma
maniobra para que la órbita de los dos no varíe, supone un aliciente
tecnológico. Nunca lo ha hecho y puede ser una clave para que
seleccionen nuestro proyecto.
P. ¿Con quién compiten?
R. Este es un proceso competitivo al que se
presentaron 27 satélites y solo quedamos dos, el CarbonSat, que es una
propuesta alemana, y Flex. Ambas son misiones financiadas por la agencia
espacial europea en las que trabajan consorcios industriales muy
potentes.
P. Más allá de qué satélite o satélites lleven su instrumental, el interés está la interpretación de los datos, ¿no?
R. Nuestro equipo es multidisciplinar, pero el punto
físico está en entender el clima de la tierra. Nuestra pregunta es:
¿está cambiando el clima de la Tierra, sí o no? Y si está cambiando,
¿cómo y qué podemos hacer?
P. ¿Por qué medir la fluorescencia de las plantas?
R. Hay que ser precavido con los modelos existentes.
En el primero que hubo para predecir el cambio climático, no había
vegetación porque se decía que no era importante. Después, lo que se ha
medido con todos los satélites lanzados hasta ahora es sólo la cantidad
de luz absorbida por las plantas. Cómo de verdes son.
P. Pero ese verde indica el grado de salud de la vegetación ¿no?
R. No exactamente. El problema es que el color te
dice cuánta luz ha absorbido, pero no cuánta de esa luz utiliza para la
fotosíntesis. Y ahí estamos hablando un rango que va de cero a 80.
Necesitas algo más que te diga cuánta de esa luz ha utilizado la planta
para la fotosíntesis. Y eso te lo dice la fluorescencia. O sea, cuando
se habla del error que hay en la estimación del ciclo de carbono el
error puede venir por dos sitios, o bien porque absorbe más o menos o
luz, o bien porque utiliza, o no, la luz absorbida para asimilar
carbono.
P. Al final se trata de …
R. De conocer el balance de carbono y, en último
extremo, de conocer el cambio climático. Hay muchos malentendidos y
también errores en los modelos de cambio climático. De hecho, si miras
para atrás en la historia, desde que hacemos este tipo de medidas, la
Tierra se está volviendo cada vez más verde. Con lo cual hay gente que
dice esto del cambio climático no es malo. Hay otra postura que dice que
el cambio climático va acabar con la vida en la tierra por el aumento
de la temperatura.
P. Y con su trabajo sobre fluorescencia ustedes contribuirán a dilucidar estas cuestiones.
R. De hecho, he estado Suiza en una reunión con la
gente que hace los modelos del IPCC, del panel intergubernamental de
cambio climático, porque están utilizando los modelos de vegetación para
predecir el cambio climático. Y esos modelos de vegetación son erróneos
en muchos casos. Lo que pretendemos nosotros con nuestra experiencia es
ayudar a mejorar esos modelos. Necesitamos una medida que nos diga
cuánto carbono se asimila y dónde exactamente, ese es el interés de
nuestro trabajo; por eso nuestros competidores del CarbonSat quieren
ahora medir también la fluorescencia. Más importante incluso que medir
la fluorescencia en sí misma, es interpretar el significado que tienen
las variaciones observadas porque nos permiten conocer mejor cómo
funcionan las plantas. Ahora podemos mejorar los modelos matemáticos que
describen cómo van a funcionar las plantas de aquí a 50 y 100 años. Ese
es el punto crítico del cambio climático.
P. ¿Qué otras mediciones se pueden hacer antes de poner en órbita el satélite?
R. Estamos cerrando acuerdos para colocar aparatos
de este tipo en las torres de medida de CO2, en Europa y Estados Unidos.
Hay muchas torres por ahí, alguna de ellas de hasta 400 metros de
altura. Tenemos una incluso en El Saler.
P. ¿Les preguntan los políticos sobre estas cuestiones?
R. En España hace unos años preguntaban mucho, en la
época de Zapatero, al que se podrán criticar otro tipo de cosas, pero
el asesoramiento científico era muy bueno, había una conexión real. Otro
problema es que España carece de una tradición como la que existe, por
ejemplo, en Alemania, dónde me preguntan: ¿A ti te llaman al Parlamento?
No, contesto, no sé de ningún científico que hayan llamado aquí al
Parlamento. ¡Qué suerte tienes, a mí me llaman continuamente!, me dicen.
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