“Se trata de
entender el valor real de los recursos naturales para que la forma en
que se los use y las decisiones políticas que se tomen, reflejen todos
esos valores”
ECOticias.
A medida que más países en desarrollo planifican una transición a la economía verde —definida como “con bajo carbono, eficiente con los recursos y socialmente incluyente” —, las miradas tornan al “verdadero” valor de los bosques.
Y resulta claro que los bosques valen mucho más que el precio de la madera.
“La economía verde trata de ser más eficiente en la forma en que uno
usa sus recursos”, dijo Grace Wong, investigadora del Centro para la
Investigación Forestal Internacional (CIFOR), quien también es miembro
de un grupo de trabajo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA) sobre REDD+ en una economía verde.
“Se trata de entender el valor real de los recursos naturales para
que la forma en que se los use y las decisiones políticas que se tomen,
reflejen todos esos valores”, dijo Wong al margen del Simposio Mundial ONU-REDD realizado en Yakarta en el mes de junio.
“Reflejar el verdadero valor de los bosques en una economía verde
significa que el encargado de tomar decisiones está comparando más
opciones y pensando de manera holística acerca de los bosques, para que
no se los considere solamente por su madera”.
Por servicios brindados
Se estima que los bosques contribuyen con más de 400 mil millones de dolares a la economía mundial, según
estadísticas de la ONU. Sin embargo, esta cifra incluye solamente la
producción y procesamiento de la madera y sus productos derivados.
“Los bosques siempre son subvalorados porque la suma total de todos los servicios que brindan no se toma en consideración”.
La lista de servicios ecosistemicos que brindan los bosques es larga y muy amplia, tal como se ha documentado en numerosos estudios. Los bosques brindan hábitat
y agua limpia, regulan el clima local y mundial, amortiguan eventos
climáticos, protegen las cuencas, el flujo del agua y los suelos,
almacenan carbono, producen oxígeno y apoyan el ciclo de polinización y
nutrientes. Igualmente brindan recursos genéticos para los cultivos y
tienen valores espirituales, culturales, recreativos y turísticos.
A pesar de la crucial importancia de los servicios forestales para la
supervivencia humana, su naturaleza omnipresente e invisible hace que exista la tendencia a darlos por sentado y percibirlos como algo “gratuito”, pero varios sistemas contables muestran una evaluación diferente.
Por ejemplo, cuando uno suma los costos económicos de las emisiones
de gases de efecto invernadero, la pérdida de recursos naturales, la
pérdida de servicios basados en la naturaleza como el almacenamiento de
carbono, el cambio climático y la salud relacionada con la
contaminación, las principales 100 externalidades ambientales le cuestan
a la economía mundial alrededor de 4.7 trillones de dólares al año, de
acuerdo con un informe reciente de The Economics of Ecosystems and Biodiversity (TEEB).
Un ejemplo de particular relevancia para los bosques es la ganadería en Sudamérica, principal causa de la deforestación en esa región; Pavan Sukhdev, director ejecutivo de GIST Advisory y líder del estudio TEEB, les dijo a los delegados en su discurso durante el Simposio Mundial de ONU-REDD: La
industria obtiene ingresos anuales de alrededor de 16.6 mil millones
de dólares, pero sus costos en capital natural se estiman en 353.8 mil
millones de dólares.
Contando con los árboles
En ausencia de mercados formales, se tiende a no incorporar los activos naturales en la toma de decisiones. Una
excepción es ONU-REDD+, mecanismo mundial creado para entregar
recompensas financieras a los países que reducen las emisiones de
carbono derivadas de la deforestación y la degradación forestal. Al
darle un valor de mercado al carbono, REDD+ está creando valor para el
importante servicio que brinda el bosque en la mitigación del cambio
climático a través de la captura de carbono.
“REDD+ es una manera de compensar parte del valor de los bosques y
corregir las deficiencias de mercado que han llevado a la
deforestación”, dijo Wong.
“Así, REDD+ podría ser un catalizador hacia decisiones más
sostenibles con respecto a los bosques, y esto encaja bien dentro de la
meta de una economía verde”.
Kenia está evaluando el valor económico de los bosques más allá de
solamente la madera, como se puede ver en el “Informe sobre Recursos
Forestales en Kenia”, presentado por Samuel Muriithi, Jefe de Economía
para el Servicio Forestal de Kenia en el simposio ONU-REDD.
Muriithi mencionó el ejemplo de una evaluación de los servicios de
las áreas de captación compuestas por bosques con dosel cerrado. Cuando
se tomó en cuenta los servicios de purificación del agua y de
regulación del clima local, el suministro de agua, la erosión, los
peligros naturales y las enfermedades, las pérdidas asociadas con la
tala superaron los beneficios en 2.8 veces.
Kenia forma parte del número creciente de países en desarrollo que se
están comprometiendo con REDD+ y la planificación para una economía
verde, como se ve en su estrategia nacional “Visión 2030”. En
Vietnam—donde también se han emprendido actividades de REDD+ —la
contabilidad del capital natural se está integrando en la planificación,
y a partir del 2014 se usará el PIB verde como un indicador clave de
desarrollo.
El precio del bienestar
A los beneficios sociales y de bienestar que brindan los servicios
forestales también se les puede asignar un valor económico, mencionó
Chris Webb de la firma de servicios profesionales PricewaterhouseCoopers durante el simposio de ONU-REDD.
Webb mencionó a la agricultura sostenible —que
evita la deforestación extendida – y sugirió que se podrían
cuantificar los beneficios sociales de la mejora del rendimiento de
cultivos o el uso más eficiente del agua.
“El aumento del rendimiento podría mejorar la nutrición de las
comunidades locales y los trabajadores, mejorar la salud de las
personas, disminuir los días de ausencia por enfermedad, dar una
esperanza de vida más larga, más productividad: eso tiene beneficios
para una economía”, dijo.
“Pienso que hay más beneficios, sociales, económicos y ambientales
que necesitamos entender en conjunto, para poder realmente comprender el
valor de realizar actividades sostenibles”, indicó.
No se puede poner un valor monetario a todo, dijo Wong, pero un enfoque más holístico nos revelará a qué si se puede.
“No me atrevería a ponerle un valor monetario a los valores
culturales por ejemplo, pero hay esfuerzos para incorporar otros valores
sociales, tales como la equidad y la inclusión”.
“Por ejemplo, si uno es incluyente en la forma en que planifica el
uso del bosque o la extracción de sus recursos, el valor está en una
reducción de conflictos potenciales en el futuro, y por lo tanto se
evitan altos costos operativos
y riesgos durante la implementación. Se trata de pensar con mayor
amplitud acerca de todos los efectos de una decisión”.
Para mayor información sobre los temas tratados en este artículo, sírvase contactar a Grace Wong en g.wong@cgiar.org
El presente trabajo es parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Arboles y Agroforestería.
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