La región brasileña del Pantanal, un refugio ecológico 
de América Latina, inició hoy una campaña de defensa del jaguareté o 
jaguar, el gran felino americano, conocido en Brasil como "onça pintada"
 y amenazado de extinción.
La primera actividad de la campaña reunió a artistas y defensores de 
la naturaleza en diversos eventos culturales y lúdicos centrados en el 
felino amarillento y de manchas negras, y tuvo como escenario la ciudad 
de Corumbá, en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul y considerada 
como el corazón del Pantanal.
Ese gran humedal americano se extiende sobre 250.000 kilómetros 
cuadrados, superficie que es equivalente a las de Portugal, Suiza, 
Holanda y Bélgica juntos, y desde el año 2000 es considerado por la 
Unesco una Reserva de Biosfera y Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Pero también es, sobre todo, el hábitat de miles de especies animales y vegetales, algunas de ellas únicas en el planeta.
Además, es uno de los pocos refugios que le quedan al jaguareté, 
jaguar u "onça pintada", que está en la lista de especies amenazadas de 
extinción en Brasil y que ya casi ha desaparecido por completo en otros 
países, como Estados Unidos, donde solamente restan unos pocos 
ejemplares en la región de Arizona.
La campaña en defensa de este felino propio de América ha sido 
promovida por la Fundación Boticario de Protección de la Naturaleza, 
fundada en 1990 por el empresario brasileño Miguel Krigsner, dueño de un
 grupo que elabora perfumes y cosméticos sólo con productos naturales.
"Lo que se quiere es llevar conocimiento e información y, de alguna 
manera, influir en las actitudes de las personas, desde los niños hasta 
los adultos", dijo la científica Grasiela Porfirio, una de las 
promotoras de esta iniciativa.
La campaña comenzó con el "Sábado de la Onça", que hoy atrajo a 
cientos de habitantes de Corumbá y turistas con obras de teatro, 
talleres sobre ecología y una exposición fotográfica sobre el gran 
felino, que en su fase adulta puede llegar a pesar unos 100 kilos.
"Conociendo más sobre el jaguar y descubriendo su importancia para el
 Pantanal, es posible que las personas se preocupen más por su 
existencia", declaró Gustavo Gaertner, otro de los promotores de la 
campaña.
Según diversos estudios científicos, las principales amenazas que 
pesan sobre este felino son la cacería furtiva y el avance de las 
fronteras agrícolas en Mato Grosso do Sul, que en los últimos años se ha
 convertido en un importante polo agropecuario.
Esas actividades productivas han llevado a una disminución de los 
bosques y reducido considerablemente el hábitat de los jaguares y de 
muchas otras especies, que se han visto obligadas a emigrar o son 
cazadas por los hacendados, no sólo por deporte sino también para 
proteger a su ganado.
"Es necesario disminuir la caza predadora, reducir los índices de 
deforestación y las quemadas" de las tierras que son preparadas para la 
siembra, aseguró Gaertner, quien consideró que si no se alcanzan al 
menos esas tres metas la existencia del jaguar y de otras especies 
seguirá amenazada.
Aunque no existen datos oficiales sobre cuántos de estos grandes 
felinos restan en el país o en la zona del Pantanal, informes sobre la 
fuerte reducción de la población de 'onças' en la región de las 
Cataratas del Iguazú son alarmantes.
Según un estudio divulgado en junio pasado, en la zona de esos 
grandes saltos de agua que comparten Argentina, Brasil y Paraguay había 
hasta hace poco más de dos décadas unos 180 ejemplares y hoy quedan solo
 18.
El estudio, realizado por científicos del Instituto Chico Mendes de 
Conservación de la Biodiversidad, concluyó que, a ese ritmo, en unos 80 
años las "onças pintadas" estarán totalmente extintas en la región de 
las cataratas.

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