
Las llamas continúan extendiéndose por octavo día consecutivo por el Parque Nacional de Yosemite y amenazan el suministro eléctrico de San Francisco.
El gobernador Jerry Brown declaraba la noche del viernes el estado de
emergencia en San Francisco y el condado, dado que el incendio ha
causado daños a las infraestructuras eléctricas que suministra energía a
la zona. La Comisión de Servicios públicos de San Francisco se
ha visto obligada a desconectar las líneas de transmisión del
suministro de electricidad y agua y ello podría afectar a la
interrupción parcial de ambos servicios.
El viernes por la tarde se procedió a la evacuación de parte de las
comunidades de Groveland, Pine Mountain Lake y Buck Meadows, dado que
las llamas estaban muy cerca. El centro de evacuación Mother Lode
Fairgrounds, en Sonora, con capacidad para un millar de personas, acoge
en estos momentos a un centenar de evacuados.
El incendio se declaró hace ahora ocho días en las inmediaciones del
parque y, lejos de ser contenido, no ha hecho más que extenderse. En
estos momentos más de 125.000 acres (unas 50.000 hectáreas) han sido
devorados por las llamas. El fuego afecta a la porción noroeste del
parque, a 30 kilómetros de distancia de Yosemite Valley, una zona muy
visitada donde se encuentran conocidos enclaves como el Gran Capitan,
Half Dome y Glaciar Point.
En estas fechas el parque está especialmente concurrido por los
muchos visitantes que se acercan para admirar la belleza natural de este
famoso enclave de California. Yosemite permanece abierto, si bien
algunas entradas al mismo como la de la Highway 120, en el lado oeste,
han sido cerradas, así como las zonas de acampada de Hodgdon Medaow y
Hetch Hetchy Backpackers.
A mediodía del sábado, según el Servicio Forestal del Parque, solo
permanecía controlado el 5% del incendio, que ya ha destruido nueve
edificaciones y amenaza con afectar a otras 4.500.
Más de mil bomberos están tratando de contener las llamas del llamado Rim fire
desde que estallara el pasado sábado por la tarde y se extendiera en
dos direcciones, lo que está contribuyendo a que sea tan difícil
controlarlo. El coste asciende ya a más de cinco millones de dólares.
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