 El Gobierno de la Val d’Aran
 ha implantado una tasa que pagarán las empresas que venden rutas 
turísticas para contemplar la fauna salvaje en bosques y montañas de la 
comarca. El tributo, que entró ayer en vigor, será de un máximo de 30 
euros por persona y día.
El Gobierno de la Val d’Aran
 ha implantado una tasa que pagarán las empresas que venden rutas 
turísticas para contemplar la fauna salvaje en bosques y montañas de la 
comarca. El tributo, que entró ayer en vigor, será de un máximo de 30 
euros por persona y día.
La medida busca regular la actividad y consolidarla como un nuevo 
atractivo para el valle. Pretende además acabar con las rutas 
organizadas a bordo de todoterrenos para contemplar especies como el oso
 o el urogallo. El impuesto grabará entre un 5% y un 10% del coste del 
servicio, según la especie a observar. La Val d’Aran destinará los 
ingresos a adecuar el entorno de los animales y a la construcción de 
casetas de observación. Hasta ahora ya se han instalado siete escondites
 desde los que los visitantes pueden observar y fotografiar los animales
 y su apareamiento. Si se fotografían especies poco sensibles a la 
presencia humana, el precio variará entre los cinco y los 10 euros, 
mientras que para las más delicadas la tasa alcanzará los 30.
Si se fotografían especies poco sensibles a la 
presencia humana, el precio variará entre los cinco y los 10 euros, para
 las más delicadas la tasa alcanzará los 30
La consejera de Turismo, Anna Díaz, explicó ayer que pese a lo 
novedoso de la tasa, “de momento ha tenido buena aceptación en las 
ferias internacionales en las que se ha presentado”. Díaz recordó que 
países como Nueva Zelanda o Argentina ya cobran tributos similares. 
Quiso dejar claro que el nuevo tributo no se aplicará a los turistas que
 paseen por el bosque y tomen fotografías.
Díaz explicó que está previsto que en septiembre realicen el servicio
 dos turoperadores especializados y que hay negociaciones con tres más.
 

 
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