A esto hay que
añadir el enorme sufrimiento humano causado por las evacuaciones
masivas, la pérdida de viviendas y el miedo a los efectos de la
radiactividad
ECOticias.
Para Ecologistas en Acción el accidente de Chernóbil mostró a
las claras el daño que un accidente nuclear puede hacer y el de
Fukushima mostró que no hay ningún país, por avanzado que sea, a salvo
de los riesgos de la energía nuclear.
El 26 de abril se cumplen 27 años del accidente de Chernóbil
(Ucrania, 1986). Los daños son tremendos en términos económicos, de
pérdidas humanas y de sufrimiento humano. Todavía hoy no existe un
consenso sobre las victimas que varían entre los 200.000 muertos según
fuentes de la Academia Rusa de Ciencias y unas pocas decenas según la
Organización Mundial de la Salud. Hay que decir, sin embargo, que este
organismo firmó en 1957 un acuerdo con el Organismo Internacional de la
Energía Atómica (OIEA) para pactar con él las evaluaciones y la
comunicación sobre daños producidos por accidentes nucleares, por lo que
no es un organismo independiente. La aseguradora Swiss Re estima en
165.000 el número de víctimas.
A esto hay que añadir el enorme sufrimiento humano causado por las
evacuaciones masivas, la pérdida de viviendas y el miedo a los efectos
de la radiactividad. En total, la superficie contaminada ascendió a
150.000 km2, la tercera parte de la superficie española. Los costes
económicos ascienden a 350.000 millones de euros.
En la actualidad la situación aún no está controlada porque el
sarcófago que se construyó a toda prisa después del accidente sufre
numerosos daños. Está surcado por más de 200 m2 de grietas que permiten
salir la radiactividad y entrar el agua. De hecho, en febrero se han
producido derrumbes, afortunadamente lejos del reactor. Si estos
derrumbes se generalizan se convertirán en una auténtica amenaza de que
la reacción nuclear se reinicie. La posible solución, no definitiva, a
todo esto pasa por construir un segundo sarcófago de más de 120 metros
de alto, valorado en más de 1000 millones de euros. El problema es que
este segundo sarcófago no estará listo hasta 2020 según las
estimaciones más optimistas. El gobierno Ucraniano se plantea cubrir
con resina las grietas del actual sarcófago para reducir las emisiones
radiactivas.
A pesar de esta terrible experiencia, algunos países del mundo, como
España, siguen sin aprender la lección y se empeñan en mantener
abiertas sus centrales nucleares. El accidente de Fukushima (Japón,
2011) vino a demostrar que ningún país con centrales nucleares, por
avanzado que sea, está libre de esta amenaza.
Por tanto Ecologistas en Acción manifiesta que lo más sensato y
racional es proceder al cierre urgente y escalonado de todas las
centrales nucleares.
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