Los Verdes nadan en la abundancia demoscópica. Su excelente 14% de
intención de voto se asienta en una serie de éxitos electorales sin
precedentes para el partido que aglutinó a la juventud contestataria de
los setenta. Hace dos años que gobierna sin mayores sobresaltos en Baden-Württemberg, el próspero y conservador land
cuya capital también tiene desde este año un alcalde verde. Este doble
Gobierno de Los Verdes en Stuttgart, uno de los principales focos
industriales de Europa y la sede de gigantes como Daimler, Porsche o
Bosch, es la demostración fehaciente de que el partido se ha instalado
en el centro de la sociedad alemana. Con este capital, Los Verdes se
reúnen en Berlín este fin de semana para debatir su programa para las
elecciones de septiembre y, sobre todo, su grado de compromiso con los
socialdemócratas del SPD durante la campaña. ¿Pueden Los Verdes abrirse
sin tapujos a una coalición con los democristianos de Angela Merkel?
La jefa de la CDU lo descartaba en 2010 como una “insensatez”. En 2011, en mitad del estupor por el desastre de la central nuclear japonesa de Fukushima, Merkel cambió su política energética y decidió recuperar la ley que desenchufará todos los reactores atómicos de Alemania antes de 2022. Con este giro de 180 grados eliminó la mayor discrepancia entre verdes y democristianos. Merkel, que ve peligrar la entrada de sus socios liberales (FDP) de coalición en el Parlamento federal
(Bundestag), ya no es tan tajante como hace tres años. Las cuentas son
claras: si, como prevén todas las encuestas, Merkel gana de calle en
septiembre pero el FDP no alcanza el 5% de los votos exigido para
acceder al Bundestag, la CDU tendrá que negociar también con Los Verdes.
El borrador del programa electoral que debatirán Los Verdes este fin
de semana dedica dos párrafos enteros a la defensa de la “coalición
entre SPD-Verdes como alternativa a Merkel”. Tanto los democristianos
como el partido La Izquierda
reciben un trato distante en el programa, en el primer caso porque
“están en contra de la equiparación laboral de las mujeres y de la
igualdad de derechos de los homosexuales”. Pero de los cuatro partidos
con representación en el Bundestag, solo los liberales asoman en el
programa como “enemigos declarados” de Los Verdes.
Los ataques al Gobierno se dirigen más a la coalición entre CDU/CSU y
FDP que a la propia canciller. Los delegados verdes de Hesse proponen
dejar en un solo párrafo las atenciones otorgadas al SPD. Otro
conservador entre Los Verdes, el primer ministro de Baden-Württemberg,
Wienfried Kretschmann, declaró en una entrevista publicada ayer por el Süddeutsche Zeitung
que “las preferencias están con el SPD”, pero la CDU “tampoco está tan
lejos como para que se rechace de plano entablar negociaciones de
coalición”. Su jefa, Katrin Göring-Eckardt, ha descartado, en cambio, la
posibilidad de pactar con Merkel.
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