La utilización
de alimentos como fármacos para diagnóstico es una aplicación
"totalmente nueva", además de que este tipo de técnicas, no invasivas y
no dolorosas para el paciente
INNOVAticias.
Científicos
del Grupo de Bionanopartículas Metálicas (Bionanomet) pertenecientes
al Instituto de la Biotecnología de la Universidad de Granada (UGR)
están trabajando con bacterias magnéticas artificiales que podrían ser
incluidas en los alimentos y usarse como fármacos naturales para poder
diagnosticar enfermedades del sistema digestivo, como el cáncer.
La utilización de alimentos como fármacos para diagnóstico es una
aplicación "totalmente nueva", además de que este tipo de técnicas, no
invasivas y no dolorosas para el paciente, son más precisas y sencillas
de utilizar por parte de los médicos, según ha informado este
miércoles en una nota la plataforma Divulgar Ciencia.
Según el catedrático y responsable de este grupo, José Manuel
Domínguez Vera, la fabricación de estos elementos se basa en bacterias
que producen de forma natural en su interior pequeños imanes que le
sirven fundamentalmente como sistema de orientación, como una brújula
interna.
Estas bacterias, por lo tanto, se podrían utilizar para
aplicaciones biomédicas, ya sea para obtener imágenes de resonancia
magnética y poder diagnosticar o para calentar células malignas mediante
hipertermia magnética y poder curar.
Sin embargo, estas bacterias magnéticas naturales, además de ser
muy difíciles de obtener en gran cantidad, pertenecen a especies
bacterianas que no tienen historial de uso en humanos. Por ello, y fruto
de la colaboración entre los investigadores del grupo Bionanomet y la
empresa Biosearch, se ha desarrollado una estrategia para obtener
bacterias magnéticas a partir de bacterias probióticas, mediante
incorporación de partículas de magnéticas sintética a dichas bacterias.
Esta tecnología permitiría el uso de estas bacterias probióticas
de uso habitual en alimentación para el diagnóstico y tratamiento de
tumores. La colaboración se ha llevado a cabo en el marco de un proyecto
subvencionado por la Agencia IDEA de la Junta de Andalucía y ha
culminado en el registro de una patente sobre esta novedosa tecnología y
sus aplicaciones.
Este grupo trabaja, asimismo, en la preparación de nanopartículas
magnéticas muy estables, que una vez inyectadas en el cuerpo, se
acumulan en órganos concretos, sin ser destruidas por el sistema inmune.
Con ello, se permite un diagnóstico mediante Resonancia Magnética a
largo plazo, sin necesidad de inyecciones adicionales.
Por otra parte, el grupo fabrica materiales que sirven para
detener infecciones generadas por microorganismos. Estos materiales
están inspirados en el metabolismo del hierro. El hierro, explica
Domínguez, es esencial para la vida. De hecho, a través de la dieta
diaria incorporamos el hierro que necesitamos para que nuestro cuerpo
funcione.
Curiosamente, si se consume demasiado, el hierro en exceso hace
daño, causando incluso la muerte. Cuando se tiene una infección, el
microorganismo que la produce se alimenta de nuestro propio hierro. Por
ello, si se hace que este microorganismo no pueda acceder a nuestro
hierro, muere y desaparece la infección.
Este es un enfoque novedoso para abordar todo tipo de infección.
El grupo Bionanomet ya dispone de compuestos en forma de polvo para
tratar infecciones tópicas siguiendo esta estrategia. El siguiente paso
será formular estos compuestos en líquidos para su uso generalizado en
todo tipo de infecciones.
Por otra parte, con la edad el hierro se va acumulando en forma
tóxica en el cerebro, lo que puede producir daños neurológicos.
"Intentamos entender por qué ocurre esto y como se puede evitar. Para
ello, estudiamos una proteína que se encarga de almacenar el hierro que
nos sobra y además lo hace en una forma no tóxica: la ferritina", ha
concluido este especialista.
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