El tribunal ha
llevado a cabo auditorías en Estados miembros, entre ellos España, para
verificar la eficiencia del sistema de supervisión de la producción
ecológica y comprobar el cumplimiento de sus funciones por parte de las
autoridades
ECOticias.
El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea ha cuestionado los
controles que los Estados miembros llevan a cabo para garantizar que las
producciones ecológicas de España y otros grandes productores europeos
como Francia, Alemania e Italia cumplen con las exigencias para que un
alimento o derivado se pueda comercializar como 'ecológico'.
El tribunal ha llevado a cabo auditorías en Estados miembros,
entre ellos España, para verificar la eficiencia del sistema de
supervisión de la producción ecológica y comprobar el cumplimiento de
sus funciones por parte de las autoridades y organismos responsables del
control y certificación.
Las conclusiones del estudio señalan "deficiencias" en la
supervisión, control y trazabilidad de la producción ecológica y plantea
mejoras como reforzar el papel de las autoridades nacionales y mejorar
los controles en toda la cadena desde la producción hasta la venta del
artículo.
También reclama a la Comisión Europea más esfuerzos y recomienda
que realice auditorías y recogida de información en los Estados
miembros, al tiempo que le insta a reforzar la vigilancia sobre los
productos ecológicos de terceros países considerados 'equivalentes' en
este tipo de agricultura, para garantizar que cumplen los mismos
requisitos que se exige a los productores europeos.
En el caso de España, el Tribunal lamenta que la autoridad
competente no dispusiera de listas de verificación para supervisar los
organismos de control y acreditar, por ejemplo, que se realizan
inspecciones cada año a cada operador. También echa de menos otras
"buenas prácticas" como "la verificación de la política de muestreo, de
los resultados de los análisis o del intercambio de información entre el
organismo de control y otras entidades".
En lo que se refiere a los controles sobre la producción de
terceros países, el tribunal advierte de que los Estados miembros "no
comprueban activamente" que los organismos que expiden la certificación
mantienen en el tiempo su acreditación. Sólo España e Italia de los seis
países sometidos al examen "llevan a cabo controles adicionales",
subraya el informe.
España es el primer país europeo en extensión de tierras agrícolas
ecológicas, seguido de Italia, Alemania, Reino Unido y Francia; aunque
ocupa el quinto puesto en cuanto a cifra de ventas, con 910 millones de
euros en 2009, por detrás de Alemania (5.800 millones), Francia (3.040
millones), Reino Unido (2.070 millones) e Italia (1.500 millones).
La agricultura ecológica supone que su producción no tiene un
impacto dañino en el medio ambiente ni pone en peligro la salud humana,
vegetal o animal y cuida el bienestar animal.
El mercado europeo de alimentos ecológicos asciende a unos 20.000
millones de euros anuales, lo que representa una estimación del 1,5 por
ciento de la cuota del mercado alimentario global, según datos del
Tribunal.
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