Los
científicos estiman que con este dispositivo se almacenará mayor energía
y que tendrá mejor eficiencia en los ciclos de carga/descarga
Aprovechar el hidrógeno como fuente de energía para contribuir
al avance en el ámbito científico y al desarrollo tecnológico del país
es el objetivo de Diego J. Cuscueta, Horacio R. Salva y Ada A.
Ghilarducci, investigadores del Instituto Balseiro quienes construyeron
un prototipo de batería con las posibilidades de evaluar los elementos
constitutivos y descubrir los parámetros que los afectan. Así, en un
futuro, podrían llegar a reemplazar a las que se utilizan en la
actualidad en dispositivos móviles como celulares, cámaras de fotos y
controles remotos de TV o DVD’s.
Los científicos estiman que con este dispositivo se almacenará mayor
energía y que tendrá mejor eficiencia en los ciclos de carga/descarga,
lo que implica un menor impacto en el medio ambiente. Se trata de una
batería experimental del tipo Ni-MH (níquel e hidruro metálico), un
primer paso para tentar a la industria nacional a competir en un mercado
que se amplía día a día. “Actualmente, en el país sólo se desarrollan
baterías de plomo ácido, que contaminan el medio ambiente y tienen una
tecnología antigua que se utiliza en aplicaciones vehiculares debido a
su reducido costo, pero su densidad de energía volumétrica hace
imposible su utilización en equipos portátiles”, explican a Argentina
Investiga los integrantes del equipo.
Y agregan que para este dispositivo otras aplicaciones posibles
serían, por ejemplo, en vehículos de propulsión eléctrica o en híbridos
que podrían usarse en el transporte público de ciudades, como ya se hace
en Europa, o en robots como el célebre humanoide Asimo, realizado por
la firma japonesa Honda.
El corazón de la batería
Los investigadores lograron integrar las principales partes que
componen una batería comercial y simular distintas condiciones de
funcionamiento. “Esto permitió determinar, entre otras cosas, la óptima
carga aplicada para asegurar la seguridad del usuario y parámetros
intrínsecos de una batería, como la presión de compactado de los
electrodos, el tamaño óptimo inicial de partícula del electrodo
negativo, etc.”.
Se trata de una aleación tipo LaNi5 tomada en un momento antes de
hidrurar (foto A) y luego de varios ciclos de hidrurar-deshidrurar (foto
B), apreciando el deterioro en la división de los granos grandes en
partículas pequeñas. En sus pruebas, comprobaron de qué manera las
baterías tradicionales se deterioran con facilidad, lo que reduce su
vida útil. “Es impresionante cómo las micrografías o granos de la
aleación, antes de hidrurar por primera vez (foto A), están con aspecto
redondeado, liso y, luego de algunos ciclos de carga-descarga, están
fisurados (foto B). Son como un corazón: un latido significa una carga y
descarga de hidrógeno. Esto evidencia el porqué del deterioro de las
pilas con el tiempo y de acuerdo al uso, y es una de las cuestiones a
mejorar”, explicaron.
“La capacidad de una batería depende del electrodo positivo de
níquel, de modo que su desarrollo es tan importante como el electrodo
negativo que contiene las aleaciones base LaNi5 (las que almacenan el
hidrógeno durante la carga y lo liberan en la descarga)”, reconocen los
entrevistados.
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