Biólogos de la Universidad de Barcelona (UB) han desarrollado una nueva herramienta de diagnóstico no letal que permite evaluar el estado de salud de los peces de los ríos, saber qué efectos tienen en ellos los vertidos y conocer el estado de conservación de los ecosistemas fluviales.
El trabajo, en el que han colaborado biólogos de la Universidad
de Aveiro (Portugal) y del Instituto de Pesca de São Paulo (Brasil), ha
revelado, entre otras cosas, que los niveles de metales pesados en los
tejidos de los peces del río Ripoll, en Cataluña, superan los límites
establecidos por la normativa española y europea.
La nueva
herramienta de diagnóstico, desarrollada por los ictiólogos Adolfo de
Sostoa y Alberto Maceda, del Grupo de Investigación Consolidado de
Biología de Vertebrados de la UB, está basada en el análisis de
biomarcadores hematológicos.
Según ha informado la UB, esta nueva
técnica diagnóstica ha permitido detectar los efectos de los vertidos de
aguas residuales en dos especies autóctonas en el río Ripoll: el bagre
(Squalius laietanus) y el barbo de montaña (Barbus meridionalis).
Los
resultados del estudio, que, según la UB, es pionero en la península
Ibérica en peces continentales, han sido publicados en las revistas
'Science of the Total Environment' y 'Aquatic Toxicology'.
El
profesor Sostoa ha explicado que los ecosistemas de agua dulce son uno
de los más amenazados del mundo y, sólo en España, cerca del 52% de las
especies de peces de los ríos está en peligro.
Las
infraestructuras hidráulicas, la contaminación, la introducción de
especies exóticas y las captaciones de agua excesivas son las amenazas
más graves sobre la fauna acuática peninsular en general y de los ríos
mediterráneos en particular.
Sostoa, jefe del Grupo de
Investigación Consolidado de Biología de Vertebrados de la UB, ha
alertado de que "los peces y los anfibios son los vertebrados más
amenazados del mundo".
"Además, la península Ibérica en concreto
es muy rica en peces endémicos, lo que incrementa la vulnerabilidad de
estas especies", ha añadido.
El investigador Alberto Maceda ha
defendido que, ante "el grave estado de conservación de muchas de estas
especies, es básico aplicar herramientas de diagnóstico no invasivas que
permitan evaluar su estado de salud de forma precisa e identificar así
las especies más vulnerables".
El equipo del profesor Sostoa ya
fue pionero en la evaluación del estado ecológico de los ríos catalanes
utilizando los peces como bioindicadores (IBICAT), en un proyecto
financiado por la Agencia Catalana del Agua (ACA) en 2003.
Según
Sostoa, "el poder de diagnóstico de estos tipos de índices se encuentra
en la selección cuidadosa de una serie de características de las
comunidades de los peces llamadas métricas, mediante la comparación de
largas series de datos de ríos en condiciones de referencia y bajo el
impacto de perturbaciones".
Maceda ha explicado que los trabajos
"constatan la presencia en los ríos de compuestos refractarios a los
procesos de depuración que pueden afectar a la salud de los peces o que,
incluso, pueden bioacumularse y pasar a otros niveles tróficos, como es
el caso de algunos metales".
La investigación del equipo de la UB
ha demostrado que los niveles de metales pesados en los tejidos de los
peces del río Ripoll superan los límites establecidos.
"Las
concentraciones de metales en los barbos -ha dicho Maceda- son
superiores a las del bagre, y las alteraciones patológicas pondrían de
manifiesto que el barbo de montaña es más sensible que el bagre por los
efectos de la contaminación en este río".
Los investigadores
alertan de que la calidad del agua de muchos ríos mediterráneos no acaba
de reflejar todas las mejoras llevadas a cabo en los sistemas de
tratamiento de aguas residuales en las últimas décadas.
Según
Maceda, "es necesario garantizar el caudal ecológico para facilitar el
proceso de autodepuración de los ríos y también hay que luchar contra
los vertidos ilegales que todavía hoy se continúan produciendo, incluso
en los parques naturales".
Los expertos también alertan de que Cataluña es un punto estratégico en la introducción de peces exóticos en la Península.
Según Sostoa, en Cataluña, el número de especie exóticas censadas es superior al de autóctonas.
"Si
no mejoramos las acciones de conservación, la ictiofauna autóctona
podría desaparecer en pocas décadas. Es un proceso lento pero
implacable, y podríamos encontrarnos con sistemas fluviales
globalizados, con faunas de carácter uniforme, un fenómeno conocido como
homogeneización biótica", ha recalcado. EFE
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