jueves, 14 de junio de 2012

El papel de la edificación en el futuro modelo productivo

Este hecho hace que el sector de la edificación haya adquirido especial protagonismo en las políticas energéticas y de la lucha contra el cambio climático.
 Cristina García
Si hace 20 años, cuando comenzamos a hablar de Desarrollo Sostenible, alguien nos hubiese hecho responsables de cerca del 30% del consumo final de la energía y de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, le hubiésemos tachado de loco. Y sin embargo es cierto. Nuestros hogares, los colegios de nuestros hijos, la oficina, los hospitales o los centros de ocio, se comportan como un gran sumidero energético altamente ineficiente.
Este hecho hace que el sector de la edificación haya adquirido especial protagonismo en las políticas energéticas y de la lucha contra el cambio climático. En este sentido, la apuesta euro-pea por conseguir un 20% de ahorro energético y una reducción del 20% de las emisiones de CO2 para 2020, supondrá que nuestros edificios deberán reducir su consumo en 165 millones de toneladas equivalentes de petróleo y generar otras 50 utilizando solo fuentes renovables.
Para conseguirlo, deberemos centrarnos en aquellos instrumentos que mayores reducciones de CO2 consigan, sin olvidar el factor decisivo de la rentabilidad. En este contexto, la eficiencia se convierte sin duda en la mejor oportunidad de inversión.
Y así han querido ponerlo de manifiesto las 12 empresas que han liderado durante 2009 el Grupo de Trabajo de Construcción Sostenible de la Fundación Entorno. A través de un riguroso análisis se ha podido demostrar la viabilidad económica de varios proyectos de obra nueva y rehabilitación con objeto de conseguir edificios de máxima calificación energética.
A pesar de que los resultados arrojan periodos de retorno muy atractivos, la implantación efectiva de este tipo de proyectos necesita un cambio en el modelo edificatorio. Un modelo en el que la eficiencia energética sea un valor en el mercado y que permita que la comunidad financiera apoye las inversiones necesarias, que los arquitectos e ingenieros reorienten sus proyectos, que los proveedores de materiales y equipamiento ofrezcan productos que hagan viables dichos diseños, que los propietarios y arrendatarios valoren este tipo de medidas y que el sector energético apoye una distribución y generación inteligente por y para los edificios.
Sería un modelo en el que todos trabajáramos de forma conjunta para maximizar el potencial de cada uno, apoyados por una administración pública que desarrollara políticas y marcos normativos efectivos.
Todo apunta a que la oportunidad está en la rehabilitación energética del parque inmobiliario existente. Pero se requiere una escala óptima. Una escala que permita llegar a tiempo a nuestros compromisos de reducción de emisiones, que permita abordar los problemas sociales que conlleva y que permita superar las barreras legales para su ejecución.
Estamos ante retos ineludibles donde dudar significa perder oportunidades. Esperamos que las propuestas que recomendamos en este informe estimulen nuevas maneras de pensar y desencadenen los cambios necesarios.

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