Militares y veterinarios de la Universidad de Zaragoza han unido sus respectivos conocimientos y fuerzas para atacar a la mosca negra, asentada en la comarca de Monegros, el Bajo Cinca y el Cinca Medio, que ha colonizado ahora otras zonas del río Ebro y ha llegado hasta la capital aragonesa.
Este diminuto insecto, perteneciente a la familia de los
simúlidos, prolifera junto a los ríos y canales, suele atacar al ganado
ovino y vacuno y con su desplazamiento a núcleos urbanos, como Zaragoza
capital, está provocando problemas a los ciudadanos.
Universidad, militares y veterinarios
Para
conocer de cerca sus movimientos, la Universidad de Zaragoza ha puesto
en marcha una investigación en la que colabora la Unidad de Veterinaria
de la Agrupación de Sanidad número 3 y el Regimiento de Pontoneros del
acuartelamiento de Monzalbarba.
Los militares aportan el material
logístico para llevar a cabo la investigación en las márgenes del río
Ebro a su paso por Monzalbarba para detectar la evolución de las larvas
de mosca negra, cuya presencia en la zona se ha incrementado en los
últimos años.
A las 9.30 horas de hoy, y después de utilizar un
repelente para evitar la picadura de la mosca negra, un equipo formado
por un veterinario que colabora en el proyecto de la Universidad de
Zaragoza y varios buceadores del Ejército, que habitualmente trabajan en
la zona, han inspeccionado el río en una embarcación.
Esta
actuación es la "primera toma de contacto" de una colaboración que, en
función de los resultados que se obtengan, podría continuar en las
próximas semanas, ha señalado Nacho Ruiz, veterinario de Quimera
Biological System, empresa que colabora con la Universidad de Zaragoza.
El
objetivo de esta inspecciones es recoger muestras para detectar los
núcleos de población de mosca negra y analizar la evolución de las
larvas.
"Sería interesante continuar trabajando y cada cierto
tiempo ir muestreando el río para ver cómo está la evolución de larvas y
pupas. Esta información nos servirá para luego, en el futuro, hacer un
tratamiento", ha apuntado Ruiz, a quien ya le ha picado varias veces la
mosca negra debido a su trabajo.
Aunque este año es más
"complicado" investigar nuevos tratamientos que frenen la presencia de
este insecto debido "a la falta de presupuesto", se ha constituido una
comisión en la que participa la Confederación Hidrográfica del Ebro
(CHE), el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza, la
Universidad de Zaragoza y las comarcas afectadas, ha apuntado.
"El
mosquito atraviesa la piel con una trompetilla, pero la mosca negra
aunque no tiene dientes es como si mordiera. Nos hace una pequeña
heridita y de la sangre que brota se alimenta, y al final crea unas
reacciones más severas y más importantes que el mosquito", dice Ruiz.
Ha colonizado el río
Debido
al calor, suele concentrar su actividad al amanecer y al atardecer, y
tiene una capacidad de vuelo que puede alcanzar los 30 kilómetros, lo
que ha facilitado que se haya extendido por el río con gran rapidez, ha
señalado.
Además de esta cualidad, también los macrófitos, es
decir las algas, cada vez más frecuentes en el río Ebro, han promovido
la presencia de la mosca negra, ya que se asientan y crían en ellas, ha
precisado.
"Este año no hemos tenido una avenida importante que
suele barrer el río de macrófitos. Si no hay macrófitos desaparecen
porque no tienen el sustrato necesario", ha manifestado.
Ayer
mismo, la compañía Endesa, en coordinación con la CHE, provocó un
desembalse extraordinario de tres centrales térmicas -en Mequinenza
(Zaragoza), Riba-roja d'Ebre y Flix, en Tarragona- para limpiar los
macrófitos y garantizar la navegabilidad del cauce del río.
Durante
el verano pasado hubo un incremento importante de algas en la zona de
Monzalbarba, lo que hace pensar que pueden existir núcleos de larvas en
este tramo del Ebro, según ha señalado el sargento primero de la
compañía de buceadores de Pontoneros, Eduardo Montes.
El trabajo
diario del regimiento de Pontoneros se desarrolla en el río, por lo que
sufren constantemente las "picaduras de la mosca negra" y este año
"mucho más" que el anterior, ha apuntado Montes.
"Cada vez que volvemos de hacer gimnasia llevamos las piernas comidas de mosca negra", ha apuntado. EFEverde
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