El presidente de Honduras, Porfirio Lobo, ha incinerado unas 180 aletas de tiburón decomisadas a pescadores en el Caribe hace tres meses, como parte del compromiso firmado en 2010 en Naciones Unidas para proteger esa especie, informó una fuente oficial.

El 23 de junio de 2011, Lobo declaró los
mares de Honduras como "santuario de tiburones", tras firma en
septiembre de 2010 en Naciones Unidas un compromiso para proteger los
tiburones en las 92.665 millas cuadradas (24 millones de hectáreas
cuadradas) de la zona económica exclusiva de Honduras, que abarca tanto
sus costas del Pacífico como del Caribe.
Un portavoz del Ejecutivo dijo a Efe que las 180 aletas incineradas están valoradas en unos 3.000 dólares.
El
ministro hondureño de Recursos Naturales y Ambiente, Rigoberto Cuellar,
dijo que la quema significa una "voluntad política" de parte del
Ejecutivo y el Parlamento "para que no se sacrifiquen" más tiburones,
sólo para "comercializar" las aletas.
"Si los tiburones
desapareciesen, no solamente los ecosistemas se verían afectados sino
también las comunidades que viven de la pesca y del producto marino,
porque son los que mantienen el orden en los océanos", indicó Cuellar.
Según
su criterio, es necesario respaldar iniciativas y acciones "que apoyen"
la efectividad de la declaración de santuario de tiburones, "lejos de
proponer iniciativas que la debiliten". EFEverde
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