El Gobierno izquierdista de Bolivia dejó el domingo en
manos de tres pueblos indígenas la decisión final sobre si construir o
no una carretera en la selva amazónica, cuyos detractores consideran un
atentado contra el equilibrio ecológico del país.
La decisión indígena surgirá de una consulta entre los
habitantes del Tipnis, el parque nacional que sería atravesado por la
vía, en un proceso que fue inaugurado oficialmente el domingo pese al
rechazo de dirigentes de varias comunidades del mismo territorio y de
gran parte de la oposición política.
El proyecto vial, que tenía financiamiento brasileño y
ahora está cancelado, ha enfrentado al presidente Evo Morales con los
indígenas amazónicos, minoritarios pero con gran resonancia en los
medios privados locales y respaldo indisimulado de la oposición
conservadora y grupos ambientalistas.
"El Estado respetará las decisiones y opiniones de los
habitantes del Tipnis, ellos decidirán cuál va a ser el futuro de su
territorio, que está declarado intangible", dijo el ministro de Agua y
Medio Ambiente, Felipe Quispe, al abrir la consulta.
Quispe, indígena de la etnia aymara andina a la que
pertenece Morales, habló en el caserío indígena de Oromomo, a unos 400
kilómetros al noreste de La Paz, a donde llegó acompañado por
observadores de la Organización de Estados Americanos, la Unión
Sudamericana de Naciones.
La consulta, organizada por el Gobierno en busca de
aprobación para el proyecto carretero, se prolongará hasta la primera
quincena de septiembre y abarcará a las 69 comunidades en que están
repartidos los pueblos chimán, yuracaré y mojeño-trinitario del parque
Tipnis.
Quispe dijo que los pueblos indígenas decidirán sobre
la carretera en asambleas, cabildos o "la forma que prefieran según sus
usos y costumbres".
Eleuterio Semo, corregidor de la comunidad de San
Miguelito donde se realizó un acto paralelo de inauguración de la
consulta, dijo que los indígenas aprovecharían la consulta para plantear
sus demandas de desarrollo principalmente acceso a servicios básicos.
"Vamos a decidir varias cosas: primero, si tocamos
nuestro parque para hacer una carretera; segundo, si aceptamos el
trazado propuesto por el Gobierno, y tercero, los planes de desarrollo
que exigiremos como condición inmediata", dijo el dirigente indígena.
Indígenas opositores presentaron en la última semana
dos demandas judiciales contra la consulta, pero no lograron frenar el
proceso, al cual se habían opuesto también con una marcha de 600
kilómetros que llegó en junio a La Paz.
"Todavía esperamos que la justicia se pronuncie sobre
nuestra demanda de inconstitucionalidad contra la consulta, en base a
ese fallo decidiremos qué vamos a hacer", dijo el domingo Fernando
Vargas, líder de la frustrada marcha contra la consulta.
"El Gobierno nos quiere presentar como enemigos de la
democracia, pero lo que en realidad queremos mostrar es que ésta es una
consulta amañada, una trampa hecha a favor de una carretera que
destruirá nuestro parque", afirmó Vargas.
La carretera de 306 kilómetros, con un costo proyectado
de 420 millones de dólares, atravesaría la selva central del país para
unir el departamento andino de Cochabamba, donde están los sindicatos de
cocaleros que lidera Morales, con las llanuras ganaderas de Beni.
En el medio de esa selva está el Tipnis, reserva de
1.200.000 kilómetros cuadrados donde viven entre 12.000 y 15.000
indígenas, según cálculos oficiales.
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