Con solo
coches eléctricos en circulación, la contaminación acústica sería cero
ya que no emiten los molestos ruidos que sí tenemos que oír con los
coches de combustión.
ECOticias.
Los coches eléctricos presentan muchas ventajas tanto para el
ciudadano y ciudadana como para el medio ambiente. Como ya sabemos,
contaminan mucho menos que un coche de combustión por lo que nos permite
respirar un aire mucho más limpio. Como dato revelador, se estima que
la contaminación atmosférica mata cada año a unos dos millones de
personas, un 53% más de las muertes causadas por los accidentes de
tráfico. Además, aunque en un principio supone un desembolso mayor, es
cierto que a la larga el gasto para el conductor o conductora es menor
gracias a que no hay que convivir con las continuas subidas de precio
del petróleo y el mantenimiento del coche es menos costoso al no tener
que hacer, por ejemplo, revisiones de aceite, etc. Sin embargo, existe
un punto sobre el que hay disparidad de opiniones y en Emaús Bilbao no estamos ajenos y ajenas a ellas.
Con solo coches eléctricos en circulación, la contaminación acústica
sería cero ya que no emiten los molestos ruidos que sí tenemos que oír
con los coches de combustión. Mientras la OMS recomienda
que en entornos de tráfico el nivel máximo de ruido se sitúe en 70 dB,
lo cierto es que hay vehículos que superan los 100 dB y están dentro de
la legalidad. Los aduladores y aduladoras de este tipo de vehículos
consideran la ausencia de ruido como algo muy positivo desde un punto
de vista sanitario y social, ya que ese desagradable sonido genera
malestar, estrés, trastornos del sueño, pérdida de atención, dificultad
de comunicación y pérdida de oído con todo lo que supone para la salud
como trastornos psicofísicos, problemas cardiovasculares, conductas
más agresivas… todo esto provoca más costes sanitarios y sociales,
bajas productividades, etc.
Sin embargo, los detractores y detractoras consideran que la
ausencia total de ruido puede ser peligrosa para la seguridad vial
puesto que puede provocar un aumento de los atropellos al no ver llegar
los viandantes los coches. Lo cierto es que a velocidades inferiores a
24km/h la ausencia de ruido es total pero a una velocidad mayor la
fricción de los neumáticos contra el suelo da una pista auditiva de por
dónde viene el vehículo. Así pues, algunos proponen incorporar una
especie de sonido, que no ruido, a los vehículos para cuando circulen a
velocidades bajas con el objetivo de que los viandantes puedan andar
por las ciudades de una manera más tranquila. También se está
desarrollando e incluso implementando ya en algunos vehículos, un
sistema de GPS para que el conductor o conductora pueda
advertir la presencia de viandantes. Es algo similar a la tecnología de
estacionamiento ya usada y que te avisa mediante un sonido de la
proximidad de un objeto. Esto en coches eléctricos y sobretodo, en
marcha atrás puede resultar muy útil y es que parece lógico que quien
tenga la mayor responsabilidad de estar alerta es el que va en coche.
Otros, sin embargo, proponen la reeducación de la gente. Las
personas somos animales de costumbres que nos movemos por inercias
haciendo difícil el cambio de hábitos. Todo esto, es una situación
futura que la estamos evaluando bajo un punto de vista del presente y
así se hace impensable un mañana en el que los coches no nos avisen de
su presencia.
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