“Se necesitan
esfuerzos para entender los costos y beneficios reales asociados con
distintos cultivos de biocombustibles, modelos de producción (pequeños
agricultores versus escala industrial)
Laura German
Las promesas económicas y de mitigación climática por la
expansión de los biocombustibles en los bosques tropicales y otras
tierras forestales con frecuencia son elusivas; en algunos casos los
usuarios de la tierra luchan por reconstruir sus medios de subsistencia
después de haber sido desplazados, en tanto que en otros casos el cambio
en el uso de la tierra puede conducir a la emisión de grandes
cantidades de carbono, difíciles de revertir, de acuerdo con una
colección de artículos de CIFOR sobre impactos de los biocombustibles publicada en un número especial de Ecology and Society.
“Se necesitan esfuerzos para entender los costos y beneficios reales
asociados con distintos cultivos de biocombustibles, modelos de
producción (pequeños agricultores versus escala industrial) y cambios en
el uso de la tierra para establecer objetivos de política para el
sector. Luego, se requieren esfuerzos para entender cómo llegaremos
mejor a ese punto”, dijo Laura German, editora principal de la publicación especial que
examina los impactos locales sociales y ambientales de los
biocombustibles a través de una serie de casos de estudio de África,
Asia y América Latina.
La reciente expansión de cultivos de biocombustibles en respuesta a
compromisos de políticas con la energía renovable ha llevado a
acalorados debates sobre los costos y beneficios sociales y ambientales
asociados con esta transición energética. Los que están a favor de los
biocombustibles destacan su potencial para reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero al brindar una alternativa verde a los
combustibles fósiles, y su potencial como un motor de desarrollo
económico rural. Pero otros han expresado su preocupación sobre los
impactos sociales y ambientales perjudiciales asociados con la
adquisición de tierras a gran escala para la expansión de los
biocombustibles, lo que ha ocasionado el desplazamiento de carbono y de
vegetación rica en biodiversidad impactando negativamente a las
comunidades locales que dependen de esta tierra para sus medios de
subsistencia.
Investigaciones previas de CIFOR y
una comunidad científica más amplia, han fortalecido significativamente
el entendimiento acerca de los efectos de la industria emergente de
biocombustibles sobre los precios de los alimentos y las emisiones de
carbono asociados con el cambio en el uso de la tierra. Sin embargo, la
evidencia de los impactos sobre los medios locales de subsistencia o de
las emisiones de carbono en lugares específicos, y los datos sobre el
cambio en el uso de la tierra han sido limitados. Esta brecha de
conocimiento es de particular preocupación, ya que los beneficios de los
biocombustibles para los medios de subsistencia locales y para el clima
son las razones fundamentales que impulsan su creciente uso a nivel
mundial.
Los trabajos en esta publicación especial examinan los impactos
positivos y negativos para las familias locales afectadas en distintas
formas por la expansión del biodiesel o materia prima producida con
múltiples propósitos. Varios documentos indican que las ganancias
concretas con frecuencia se acumulan para los empleados, y en industrias
más maduras en las que los agricultores de pequeña escala juegan un
papel importante en la producción de materia prima de biocombustible
junto a las plantaciones de escala industrial, y para los agricultores
pequeños. Pero casos de estudio también indican que el efecto combinado
del desplazamiento de medios de subsistencia y de oportunidades
limitadas para la reconstrucción de los mismos después de la pérdida de
la tierra, dejan a los usuarios de la tierra en una situación
particularmente vulnerable. Más aun, cuando el cambio en el uso de la
tierra conduce a la conversión de los bosques y otras tierras
forestales, las emisiones de carbono resultantes son difíciles de
revertir, socavando el principal fundamento para apoyar el desarrollo de
biocombustibles como una alternativa verde a los combustibles fósiles.
Una de las principales justificaciones para el cambio a los
biocombustibles como una fuente alternativa de energía tiene que ver con
los beneficios climáticos que se espera ocurran a partir de la
sustitución de combustibles fósiles (cuya combustión produce grandes
emisiones netas de CO2) por combustibles cuya combustión
libere gases capturados a través del cultivo y que por lo tanto son
considerados gases de efecto invernadero neutrales (GEI). Esta promesa
de una energía más verde para el transporte ha llevado a incluir los
biocombustibles en objetivos de energía alternativa en muchos países
industrializados, entre los que destacan los Estados Unidos y la Unión
Europea, y en un número creciente de países en desarrollo,
principalmente Brasil.
Estudios recientes han cuantificado los efectos climáticos del
cultivo de materias primas para biocombustibles y sugieren que no se
puede asumir que habrá beneficios debido a las emisiones potencialmente
importantes de GEI asociadas con el cambio de uso de suelo, el uso de
combustibles fósiles en cultivos, procesamiento y el mercadeo. Algunos
estudios sugieren que las emisiones asociadas con los cambios en el uso
de la tierra provocadas por el establecimiento de una plantación pueden
anular los beneficios climáticos estimados, particularmente en lugares
donde los biocombustibles desplazan ecosistemas ricos en carbono o la
producción de alimentos a estas áreas.
Los estudios de casos analizados en el documento síntesis de
la publicación especial, muestran que cuando se cultivan
biocombustibles en paisajes con bosques o que cuentan con extensa
cobertura forestal, la expansión de la materia prima puede ocurrir a
costa de los bosques en cifras que van del 13 al 99%. Para cultivos de
múltiple propósito como la soya y la palma aceitera (para los cuales los
productos finales se pueden destinar para alimentación de humanos o
ganado, o combustible), no se puede atribuir todo a los biocombustibles
per se. Sin embargo, el impacto ecológico, principalmente de cultivos en
climas tropicales y sub-tropicales para biodiesel, puede ser
significativo. Esto es particularmente cierto donde los gobiernos del
país productor se centran en las áreas forestales como un medio de
minimizar el desplazamiento de la población y para mejorar la
productividad económica de estas áreas.
Uno de los trabajos en la publicación trata
sobre “las deudas de carbono” o emisiones de carbono que ocurren cuando
los usos existentes de la tierra (bosque, tierra agrícola o vegetación
combinada) son transformados en biocombustibles, para los distintos
casos. En base a estas deudas y a la tasa en que el cultivo de
biocombustible captura el carbono, se calcularon los “tiempos de
amortización” de la deuda de carbono. Se encontró que los tiempos de
amortización para la soya eran los más bajos y para la palma aceitera en
turberas eran los más altos. En la mayoría de casos analizados aquí, se
encontró que las deudas de carbono posponen las reducciones netas de
gases de efecto invernadero, cuestionando la probable contribución de
los biocombustibles en la reducción de las emisiones de GEI.
Los beneficios económicos rurales son una razón fundamental detrás de
los objetivos de expansión y de las políticas e incentivos de los
biocombustibles establecidos por los gobiernos de los países productores
alrededor del mundo. La materia prima de múltiple propósito tal como la
palma aceitera y la soya, tienden a tener beneficios socio económicos
positivos para las comunidades rurales a través del empleo, mejoras en
la infraestructura, aumento en el valor de la tierra y en los ingresos
por cultivos de pequeños agricultores, en tanto que producen importantes
multiplicadores económicos en las industrias aguas abajo. Aun así, la
tendencia a cultivar biocombustibles en plantaciones a escala industrial
y por tanto la tendencia a desplazar a los usuarios y usos habituales
de la tierra, y de ejercer presión al alza de los precios de los
alimentos, ha sido causa de preocupación.
Los principales beneficios de la expansión de materia prima para
biocombustibles con frecuencia se acumulan para los empleados y
productores a pequeña escala. En las industrias establecidas en Brasil y
el Sudeste Asiático, por ejemplo, la mayoría de empleados reportó
mejoras concretas en los medios de subsistencia. También se observaron
mejoras en los medios de subsistencia de los agricultores de pequeña
escala en Indonesia y Malaysia debido
al aumento de sus ingresos, cambio de las fuentes de ingreso
tradicionales, horas de trabajo más flexibles y mejoras en
infraestructura. Sin embargo, en los casos en que los salarios son
bajos, los beneficios del empleo pueden estar asociados con la
regularidad de flujos de ingresos más que con mejoras netas en los
mismos. Más aun, la evidencia sugiere que los operadores más ricos están
mejor equipados para capturar los beneficios de la industria emergente
de biocombustibles. Y como se muestra en los trabajos de México y Zambia, la
participación del pequeño agricultor en las industrias emergentes – tal
como la rápida expansión de la jatropha, planta cultivada por sus
semillas portadoras de aceite – puede transferir riesgos en vez de
oportunidades a los pequeños agricultores.
Como se aprecia en la publicación de Zambia, la producción de
pequeños agricultores puede ser lo mejor para evitar los efectos
negativos en la seguridad alimentaria. Esto puede ser particularmente
cierto en lugares donde la densidad de la población todavía es lo
suficientemente baja como para permitir a las familias que amortigüen
creativamente los efectos negativos en la producción de alimentos a
nivel familiar: intercalando cultivos de alimentos y de combustible,
expandiendo el área bajo cultivo o incorporando cultivos de
biocombustible en tierra degradada y trasladando al mismo tiempo los
cultivos de alimentos a áreas más productivas. Con plantaciones a escala
industrial que desplazan la tierra agrícola y los bosques con funciones
importantes para medios de subsistencia y seguridad alimentaria, las
opciones para amortiguar los impactos en la seguridad alimentaria son
limitadas. Aun así, si bien el amortiguamiento creativo es cierto para
la mayoría de los agricultores a pequeña escala, se encontró una
variabilidad entre familias en los impactos de seguridad alimentaria –
con algunas familias que experimentaban caídas en la producción de
alimentos debido a cambios en el uso de la tierra o escasez de mano de
obra.
Se encontró que los impactos negativos más profundos estaban
asociados con el desplazamiento de medios de vida habituales debido a la
transferencia de tierras a gran escala a los inversionistas. Las
pérdidas económicas surgen de la pérdida de ingresos agrícolas y
forestales, y del fracaso en la canalización efectiva de los beneficios a
las familias afectadas. Una de las causas fundamentales subyacentes es
identificada por las deficiencias observadas en el proceso mediante el
cual los inversionistas adquieren la tierra que está bajo el uso y
propiedad habitual – particularmente en el Sudeste Asiático y en Africa
Subsahariana, donde la propiedad de la tierra es informal en gran parte y
los mercados de tierras están establecidos deficientemente. El estudio de caso de Ghana,
por ejemplo, muestra que el valor económico de los usos de tierra
desplazados puede ser mayor que el valor neto del empleo generado por
las plantaciones.
Los hallazgos presentados en esta publicación especial plantean
preocupaciones acerca de los impactos sociales y ecológicos del
desarrollo de biocombustibles. La inoperancia frecuente de los controles
ambientales para detener la deforestación y los impactos relacionados
con la pérdida de biodiversidad y las emisiones de gases de efecto
invernadero, la inseguridad persistente de la tenencia de tierra y de
los recursos para las poblaciones locales y la habilidad limitada de los
pequeños agricultores para beneficiarse con las oportunidades de los
mercados emergentes, son temas que están causalmente vinculados en el
sector de materia prima de biocombustibles. Varios fracasos de política y
mercado imposibilitan actualmente la habilidad del sector de
biocombustibles y de otros mercados emergentes para generar un valor
duradero y compartido para los pobres en áreas rurales y para contribuir
con modelos de desarrollo económico local que minimicen los impactos
ambientales negativos. Es necesario implementar incentivos de política y
modelos de negocios más eficaces como una forma de aumentar las
opciones para los biocombustibles.
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