domingo, 28 de octubre de 2012

Las cosas del querer...animal

Dardos de amor, cópulas eternas y olores afrodisiacos forman parte de una larga lista de increíbles trucos y juegos sexuales que se dan en la naturaleza animal para engañar, seducir y finalmente atrapar al contrario con el único fin de poderse reproducir.


El fin es efectivamente la reproducción, señala a Efeverde el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en comportamiento animal Patrick Fitze, que repasa algunas curiosidades del mundo sexual de los animales.
Manjar gastronómico del campo donde los haya, el caracol es además un curioso ser hermafrodita, y aunque tiene los dos sexos no puede autofecundarse por lo que necesita unirse a otro para procrear.
Este molusco gasterópodo practica el sexo de una forma un tanto original, ya que lanza una especie de dardo, el "dardo del amor", de naturaleza calcárea y parecido a la punta de una flecha.
Se trata, explica Fitze, de lanzar primero el dardo para convertirse en el macho y que al otro no le quede más remedio que ejercer de hembra y fertilizar los huevos.
En el reino animal, los hay también que son especialistas en copulas eternas, las lagartijas pueden llegar a estar unidas a su pareja hasta cinco horas.
Entre reptiles, detalla el investigador, no se trata de una eyaculación, es un flujo continuo y cuanto más tiempos se copula más semen se transmite, lo que les garantiza la fertilización de un mayor número de huevos y de paso alejar a otros machos rivales.
Según este zoólogo, existen otras estrategias "más horribles", como son las de sacar el esperma del que les ha precedido y en esta actividad hay machos que perforan a la hembra aunque ésta no quiera.
"Es el conflicto sexual. Lo que es óptimo para el macho no lo es para la hembra y viceversa", apunta este especialista.
Más amigables se muestran otros animales con sus paradas nupciales.
Frente a frente, es como llevan a cabo su sorprendente parada nupcial los somormujos lavanco, aves de los humedales europeos que lucen en la época del cortejo unos moños negros y plumas rojizas en sus cabezas.
Fantástica su ceremonia del espejo cuando macho y hembra se enfrentan, y el macho imita los movimientos que va realizando la hembra, hasta lograr una danza simétrica.
Parece ser que la ovulación de la hembra se estimula con esta danza y cuando se produce la cópula los espermatozoides llegan al óvulo en el mejor momento para la fecundación.
También el olfato es un poderoso polo de atracción.
Un ejemplo conocido de ello es el ciervo almizclero. Este curioso animal originario de Asia Central, que vive en las montañas de Siberia, China y el Tibet, guarda muy cerca de sus genitales unas glándulas sorprendentes por su olor, y que se cree sirven para atraer a la hembra.
Esas glándulas contienen almizcle, una sustancia marrón, tan amarga como volátil, muy apreciada por la alta perfumería y la cocina oriental por su aroma afrodisiaco.
Pero no todo es coser y cantar para el macho, en algunos casos la copula les puede costar la vida.
Ahí tenemos a la Mantis religiosa, ese insecto de tamaño mediano, grandes ojos y pinta de alienígena, con fama de devora hombres y un nombre un tanto equívoco.
Cuando llega la época de la reproducción, la Mantis se lía la manta a la cabeza y tras atraer al macho y copular con él no duda ni un instante en merendárselo, vivito y coleando.
Para evitar ser devorados, subraya Fizte, algunos insectos y arañas traen a la hembra una gran presa para comer, y mientras ella se alimenta el macho aprovecha para copular, pero si la presa no es suficientemente grande, la hembra termina también devorando al macho. EFEverde

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