Ramón Margalef publicó este libro en 1968 y lo compré cuando vine a Barcelona hace muchos años.
Núria Jar
Lleva usted en la mano el libro Perspectivas en teoría ecológica de Ramón Margalef. Parece un ejemplar antiguo.
Ramón Margalef publicó este libro en 1968 y lo compré cuando vine a
Barcelona hace muchos años. Es una obra pequeña, de tan solo cuatro
capítulos, pero cuenta muchísimas cosas.
Lo sujeta como si fuera un tesoro…
Lo descubrí cuando me estaba doctorando. Uno de los logros de
Margalef es que recoge las observaciones biológicas en un mismo marco
teórico. Antes, había ecólogos que estudiaban las hormigas; otros los
escarabajos, peces, pájaros o plantas. En cambio, él aglutinó todas las
observaciones en historia natural. Una de las grandezas de este libro
es que se centra en la diversidad biológica, lo que ahora conocemos
como 'biodiversidad'. En los años sesenta, Margalef dirigió la ecología
mientras esta se convertía en una gran ciencia.
Usted ha continuado con esta labor, es el editor de la Enciclopedia de las Invasiones Biológicas. ¿Qué especies son las más peligrosas?
Solemos pensar que las especies invasoras más peligrosas son los
grandes predadores como el zorro rojo, las serpientes y los caimanes.
Por ejemplo, en España hablan mucho del visón americano (Neovison vison).
Estas especies reciben mucha atención mediática porque son animales
muy fotogénicos, que además podemos ver a simple vista. Otro grupo muy
popular de especies invasoras son los insectos que destruyen los
cultivos. Pero las especies que tienen un mayor impacto ecológico son
las plantas y los patógenos, especialmente los que afectan a las plantas
y a los animales.
¿Cuál es su amenaza real?
Las plantas construyen el hábitat, la estructura medioambiental
donde viven los animales. Cuando se introduce una especie vegetal
nueva, todo el entorno cambia. En Europa, la enfermedad holandesa del
olmo ha acabado con muchos árboles que, a su vez, han dejado sin casa a
pájaros e insectos. Todo el ecosistema sufre las consecuencias de este
tipo de invasiones.
¿Qué zonas del planeta son las más sensibles?
A menudo se dice que los sistemas acuáticos, especialmente los de
agua dulce, son más susceptibles a una invasión porque hay muchos
peces, invertebrados y plantas acuáticas diferentes. Las zonas con un
clima mediterráneo, como el sur de Europa, ciertas zonas de Chile,
Australia y California también son áreas geográficas muy sensibles.
¿Cómo ha contribuido la globalización a la propagación de especies invasoras?
La globalización ha exacerbado el problema porque ahora muchas más
especies pueden recorrer mayores distancias en menos tiempo. Antes, una
planta y un animal invasores tenían que sobrevivir a un viaje por mar
de dos meses para ir de Europa a América del Norte. Además, los pocos
organismos que quedaban al llegar tenían que reproducirse. Ahora, las
especies invasoras viajan en grandes grupos y lo tienen más fácil para
multiplicarse.
¿En la época de los exploradores, las especies invasores no eran tan comunes?
Siempre han existido. Los primeros exploradores ingleses y españoles
del siglo XVI se limitaban a registrar las especies del mundo natural a
partir de la observación. A partir del siglo XIX, personajes como
Charles Darwin y Russel Wallace las pusieron en contexto con la
biogeografía, pero no estaban interesados en su impacto ecológico. Con
la llegada del barco de vapor, el conocimiento y todo lo demás
empezaron a ir más rápido.
¿La historia de las especies invasoras está ligada a la historia de las comunicaciones?
El barco de vapor, la llegada posterior de barcos aún más rápidos,
los vuelos aéreos y muchos transportes más han facilitado la movilidad
de las especies invasoras. Por suerte, muchas de ellas no logran
establecerse en los nuevos territorios.
¿Qué dificultades tiene ser una especie invasora?
Muchísimas. Los organismos tienen que adaptarse a un entorno nuevo
para sobrevivir, donde ya habitan otras especies, y competir con ellas.
Algunos lo consiguen y otros mueren.
¿No hay manera de sacarles algún partido?
Bueno, hay algunas especies invasoras que son beneficiosas para
nosotros. En América del Norte, los siete principales cultivos
alimenticios son especies introducidas ¡y nos encanta comerlos! Un par
de ellos son originarios de América del Sur y el resto provienen de
Asia. También hay plantas que adornan nuestra casa que son
introducidas. Pero, en general, lo más probable es que una especie
invasora cause problemas.
En la Universidad de Tennessee (EE UU) comparamos los problemas
medioambientales que generan plantas nativas e introducidas. Las
especies foráneas mostraron un impacto 40 veces superior que las otras.
Además, en muchas ocasiones la acción humana es la responsable de que
una especie nativa se convierta en un problema.
Entonces, ¿nosotros somos la especie invasora más amenazadora?
Sí, y muchos científicos coincidirían conmigo, pero consideran
políticamente incorrecto decir en público que el ser humano es la
especie invasora más peligrosa. No es que a los ecólogos no nos guste la
gente, pero sin duda los humanos han causado más daño medioambiental
que cualquier otra especie. Somos una espada de doble filo: podemos
causar mucho daño, pero también podemos prevenir y solucionar problemas.
Ramón Margalef se consideraba un pesimista activo. ¿Usted cómo se siente?
Cuando uno es consciente de todos los problemas medioambientales, le
resulta difícil no ser pesimista. En mi caso, conozco muchas
invasiones y sería demasiado fácil deprimirme. Por otro lado, existen
muchos casos de éxito que no salen a la luz. Me gusta ser optimista.
Durante seis años fue miembro del Consejo Nacional
Científico de los Estados Unidos, que asesora al Gobierno. ¿Los
políticos le hacían caso?
Los científicos sabemos cómo manejar muchos de los problemas
medioambientales, pero los ciudadanos y los gobiernos también deberían
tomar partido. Nueva Zelanda es un buen ejemplo de políticas en
biodiversidad que funcionan. En Estados Unidos nos movemos hacia la
misma dirección. A finales de los noventa hablamos con el presidente
Bill Clinton y formulamos una orden ejecutiva a nivel federal para
fortalecer las políticas sobre especies invasoras. Avanzamos, pero
todavía queda mucho por recorrer. En este sentido, creo que Europa se
está quedando atrás en la gestión de problemas medioambientales.
En Europa, ¿también estamos en crisis medioambiental?
Las directivas de la Unión Europea (UE) no tienen fuerza legislativa
porque hay muchos países con regulaciones diferentes. Hoy en día, las
mangostas (Herpestidae), que son de las especies invasoras más
peligrosas, campan a sus anchas en Croacia, Bosnia y Montenegro. Sus
poblaciones se están extendiendo y probablemente llegarán a Italia,
Grecia y el resto del continente europeo. Hace poco, escribimos un
artículo sobre este tema con un estudiante y nos pusimos en contacto con
el responsable de la oficina medioambiental de toda la UE.
¿Y qué les dijo?
La situación le pareció terrible pero nos dijo que no tenían ningún
mecanismo formal para destinar fondos a países que no forman parte de
la UE. Pero las mangostas no respetan las fronteras, no saben si un
país es un estado miembro o no, y ya se están expandiendo por el resto
de Europa. Muchas personas lo ven como un problema, me encantaría poder
hacer algo porque se trata de una situación muy preocupante. Es una
locura, reflexionen sobre ello.
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