"En la
actualidad, la mayoría de los modelos de predicción de la extinción de
especies, debida al cambio climático, tratan a las especies por
separado, y se centran sólo en condiciones climáticos y ambientales"
ECOticias.
La interacción entre distintas especies es clave para predecir
las extinciones por el calentamiento global, según han publicado
investigadores de Yale y la Universidad de Connecticut, en la revista
'Science'.
"En la actualidad, la mayoría de los modelos de predicción de la
extinción de especies, debida al cambio climático, tratan a las especies
por separado, y se centran sólo en condiciones climáticos y
ambientales", señala la autora principal Phoebe Zarnetske, de la
Universidad de Yale, quien agrega que, sin embargo, "las especies
interactúan unas con otras en formas que afectan profundamente a su
supervivencia".
Zarnetske afirma que la complejidad de las redes de interacción
entre especies desalienta su inclusión en modelos de predicción de los
efectos del cambio climático. Así, usando un enfoque con una única
especie, los investigadores han predicho que entre el 15 y el 37 por
ciento de las especies se enfrentarán a la extinción hacia el año 2050.
Sin embargo, las nuevas investigaciones han demostrado que los
grandes depredadores y herbívoros tienen un efecto especialmente fuerte
en muchas otras especies. En un mundo en calentamiento, estas especies
son 'multiplicadores bióticos' que aumentan el riesgo de extinción y la
modificación de muchas otras especies en la cadena alimentaria.
"El cambio climático puede afectar a los grandes depredadores y
herbívoros y, como resultado, estos efectos pueden recorrer toda la
cadena alimentaria, multiplicando el riesgo de extinción de diversas
especies", afirma Dave Skelly, coautor del estudio, y profesor de
Ecología la Universidad de Yale.
MENOS LOBOS, MÁS ALCES
Según el nuevo estudio, centrarse en los multiplicadores bióticos y
sus interacciones con otras especies, es una vía prometedora para
mejorar las predicciones de los efectos del cambio climático. Por
ejemplo, en la Isla Royale de los Grandes Lagos (Michigan, EE.UU.), el
aumento de las temperaturas del invierno y una enfermedad provocaron una
disminución en el número de lobos y un aumento en el número de alces,
dando lugar a una disminución de abetos balsámicos.
Por otro lado, los estudios realizados en la zona rocosa
intermareal de la Costa del Pacífico norteamericana, muestran que las
altas temperaturas han alterado los rangos de las especies de
mejillones, y su interacción con las estrellas de mar -sus principales
depredadores- resultando en un aumento en la diversidad de especies
inferiores.
Como último ejemplo, en el Ártico de Groenlandia, los estudios
muestran que sin la presencia del caribú y el buey almizclero como los
herbívoros superiores, las altas temperaturas pueden conducir a la
disminución de la diversidad de plantas de la tundra y, a su vez,
afectar a muchas otras especies que dependen de ellas.
Nuevos modelos de especies múltiples que incluyan la interacción
entre especies, de acuerdo con el estudio, permitirían el seguimiento de
los multiplicadores bióticos. "La recolección de este tipo de datos
sobre diversidad biológica de alta resolución no será fácil. Sin
embargo, estos datos podrían ofrecernos la capacidad de predecir y
evitar algunos de los efectos negativos del cambio climático sobre la
biodiversidad", concluye el coautor Mark Urban, profesor en el
Departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de
Connecticut.
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