Como latino,
también soy muy consciente del hecho de que para muchos latinos más días
calientes de verano son mucho más que un simple inconveniente.
Arturo Carmona
Soy nativo de Los Ángeles y como cualquier oriundo de LA le
podrá decir, conocemos bien a la contaminación del aire. Esa gruesa capa
de smog que cuelga sobre Los Ángeles como una manta es un recordatorio
casi diario de los daños que la contaminación hace en la gente, en los
lugares y en el planeta mismo.
Como latino, también soy muy consciente del hecho de que para muchos
latinos más días calientes de verano son mucho más que un simple
inconveniente. Aquí en California, por ejemplo, el 50% de los niños con
cáncer son latinos, en gran parte debido al aire sucio que respiramos.
En el país entero, casi uno de cada dos latinos viven en las ciudades
más contaminadas con smog (ozono). Los latinos que trabajan como
campesinos, obreros de la construcción y otros trabajos al aire libre
también están expuestos a diario a las sustancias tóxicas en el aire que
causan enfermedades y cuestan incontables millones en gastos médicos.
Los latinos en Los Ángeles y en todo el país se enfrentan a una
situación en la que millones de hombres, mujeres y niños se enfrentan a
unos riesgos muy reales y muy graves.
Algunos de los riesgos primarios son causados por la contaminación
de carbono. La contaminación de carbono es el principal causante del
cambio climático, una de las amenazas más graves
para la salud pública que enfrenta el mundo en el Siglo 21. Esto es
porque el calentamiento global desencadena una serie de cambios
ambientales que afectan la salud humana profundamente. El aumento de
las temperaturas empeoran la contaminación del ozono troposférico, que
afecta gravemente a los pulmones e impactaría seriamente a los estimados
25 millones de estadounidenses con asma.
Sin embargo, en Los Ángeles y en todo el país, hay buenas noticias
para los latinos y todos los demás. Por primera vez en la historia
tenemos la oportunidad de cambiar nuestro mundo. Tenemos la oportunidad
de hacer algo que nos permita luego ver a nuestros hijos jugar fútbol
sin preocuparnos de que la mala calidad del aire pueda desencadenar un
ataque de asma, o de preocuparnos de que la próxima ola de calor envié a
la abuela a la sala de emergencia.
Es por eso que cuando me enteré de que teníamos la oportunidad de movilizar al increíble grupo de latinos que han sido parte de Presente.org para tomar medidas que protegerían a nuestras comunidades, sabía que tenía que participar.
Estamos frente a la amenaza del cambio climático de primera mano. En
las ciudades, el calor va a afectar a nuestros trabajos y nuestras
vidas; en el suroeste se viven incendios que rompen récords; las sequías
y olas de calor están empeorando y amenazando la salud de millones; y
los rendimientos agrícolas van a recibir un golpe duro, afectando
nuestro modo de vida, y ni hablar de la salud de las personas que
trabajan los campos.
De hecho, los últimos años han dado luz a algunos de los peores y más extremos fenómenos meteorológicos. El año 2010 tuvo más declaraciones de desastres que nunca y 2011 fue aun peor, con un aumento del 20 por ciento anterior costándonos miles de millones en daños y perjuicios.
Durante décadas, los contaminadores con toda libertad han podido
llenar a nuestras comunidades de contaminantes peligrosos. Las
centrales eléctricas son los principales contaminadores de carbono, y no
hay límites nacionales para esta contaminación de carbono de centrales
eléctricas que amenaza a nuestra salud.
Ahora la Agencia de Protección Ambiental (EPA) está preparada a
proteger nuestras comunidades con una nueva norma que limitará las
emisiones de carbono procedentes de nuevas instalaciones eléctricas de
carbón y la cual intenta limitar la contaminación que causa el cambio
climático y sus derivadas altas temperaturas que provocan ataques de
asma y empeoran la contaminación de smog.
Yo sabía que podía contar con los latinos para hablar claro y hacerle
un llamado a la EPA para que aprueben esta nueva norma y se pongan a
trabajar en la limitación de la contaminación de las centrales
existentes. ¡Nuestros miembros agregaron miles de voces a los millones
de comentarios de individuos, líderes empresariales y profesionales de
la salud que han sido recibidos por la EPA y eso que todavía nos quedan 2
semanas más para alzar la voz!
Hemos hecho historia, pero aún queda mucho por hacer. Los grandes
carboneros y sus aliados siguen luchando en nuestra contra, enfocados en
sus balances fiscales mientras que ignoran nuestra salud en el proceso,
así que necesitamos que una su voz a la nuestra.
En este momento el cabildeo del carbón está gastando millones
de dólares intentando revertir el trabajo que ha hecho la EPA para
proteger los cerebros de nuestros hijos del tóxico mercurio, por lo que
dejan ver que nada los disuade.
Podemos ignorar la contaminación del calentamiento global todo lo que
queramos, pero no va a desaparecer a menos que hagamos oír nuestra voz.
Vamos a hacer historia. Únete a mí para pedirle a la EPA que pase la regla para nuevas centrales.
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