Sí se puede, a
través de su Comisión Insular de Medio Ambiente, quiere posicionarse
ante la autorización de ubicar un secadero de aletas de tiburón en
Arico, Tenerife
ECOticias.
Piden un uso sostenible de los recursos marinos y que se ponga freno a modelos que puedan poner en peligro los mismos
Sí se
puede, a través de su Comisión Insular de Medio Ambiente, quiere
posicionarse ante la autorización de ubicar un secadero de aletas de
tiburón en Arico, Tenerife, al que se le ha excluido del procedimiento
de evaluación ambiental recientemente desde la Dirección General de
Ordenación del Territorio del Gobierno de Canarias.
Los ecosocialistas tinerfeños consideran conveniente aclarar una serie de cuestiones, basadas en un riguroso estudio del caso:
1. El
secadero no ha necesitado de evaluación ambiental debido a que ocupa
una zona de reducida superficie, según normativa vigente del Gobierno de
Canarias (Decreto 55/2006 de 9 de mayo, Reglamento de Procedimientos de
los instrumentos de ordenación del sistema de planeamiento de
Canarias).
2. Las
aletas que se secan en él no son capturadas por ninguna flota local del
Archipiélago, y proceden de una flota industrial radicada en Vigo, con
autorización para pescar tiburones en gran parte del Atlántico,
incluyendo Canarias.
3. Las aletas se extraen de grandes tiburones de superficie, es decir, marrajos y similares.
Desde Sí se puede manifiestan su rechazo al finning
(término anglosajón para denominar al aleteo) o explotación del recurso
de tiburones pelágicos para aprovechar únicamente sus aletas y devolver el resto del cadaver al mar. Entienden que “contribuye
a un desperdicio extraordinario de recursos pesqueros, niveles
insostenibles de mortalidad y disminuciones peligrosas en las
poblaciones de tiburones”.
Según los
especialistas de Sí se puede que han analizado el caso, “la conservación
y gestión de las poblaciones de tiburón siempre ha sido un tema
complicado, incluso más que en otras pesquerías comerciales”. En este
sentido los ecosocialistas recuerdan que el posible efecto perjudicial
de las capturas en las poblaciones de tiburón es
debido a sus peculiares estrategias de vida, que las hacen muy
propensas a la sobrepesca; la gran capacidad de migración, que facilita
que una población sea pescada por una variedad de flotas y estados; su
posición en lo alto de la cadena alimentaria, muy influyente sobre el
resto de especies marinas y el equilibrio de los ecosistemas; y la
tendencia de muchas especies de tiburón a parir en aguas costeras y de
poca profundidad, donde hembras a punto de parir, recién nacidos y
juveniles pequeños son capturados fácilmente con los métodos de pesca
más básicos. De hecho, muchas de estas especies están en varias listas
de convenciones internacionales de protección de especies.
Sí se puede recuerda que esta actividad no tendría nada que ver con la explotación tradicional de especies de tiburón profundo que
habita las zonas medias y profundas de los fondos canarios, que se
practicó a mediados del siglo pasado en algunos núcleos pesqueros del
sur de las Islas Occidentales. Si bien es cierto que estas especies de
tiburón de fondo comparten con sus colegas superficiales muchas de sus
peculiaridades biológicas, lo que las hace especies sensibles a la
explotación, la pesca tradicional realizada por nuestros pescadores
artesanales aprovechaba el aceite de hígado, de gran calidad, la carne
para salazón, y la cabeza y resto de vísceras para la elaboración de
harina de pescado. Era una pesca estacional, sin necesidad de grandes
aportes técnicos, y supuso un paso hacia la necesaria diversificación
de actividades pesqueras (mucho más en estos tiempos que entonces,
debido a la sobrepesca actual), que permitiera aliviar la presión
ejercida sobre recursos costeros desviando estacionalmente esfuerzo
hacia recursos profundos.
Los
estudios realizados por los equipos de investigación de la Universidad
de La Laguna y el Instituto Canario de Ciencias Marinas en la década de
los noventa (que dieron lugar a la publicación del libro 'Peces cartilaginosos de Canarias: los tiburones de los fondos profundos y su aprovechamiento pesquero')
concluyen que sería necesario que la administración competente hiciera
esfuerzos por estudiar la vuelta a este tipo de explotación de tiburones
profundos y que los recursos tienen potencial, siempre, claro está, con
los correspondientes permisos de pesca a determinadas embarcaciones
bajo un estricto seguimiento de capturas y del impacto de la actividad.
Como
conclusión, Sí se puede está en contra de la explotación insostenible de
tiburones para aprovechar únicamente sus aletas, y exige a las
administraciones competentes que revoquen el permiso concedido al
promotor para establecer un secadero en terrenos de municipio de Arico.
A
la vez, Sí se puede anima a las administraciones competentes a
estimular en el sector de pesca de bajura canario y en el mercado
pesquero local las actividades pesqueras artesanas, “que permitan
diversificar el esfuerzo pesquero, aumentar el número de posibilidades
económicas del sector, e incentivar el consumo local, en pro de la
soberanía alimentaria y el consumo de productos producidos u obtenidos
en la cercanía”.
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