Cada vez es más habitual encontrar ropa ecológica, o realizada con algodón orgánico. La sensibilización por el medio ambiente ha llegado hasta al mundo de la moda y sus clientes tienden a creer en las etiquetas verdes y no obstante, no existe legislación oficial que regule este sector.
Bajo estas etiquetas pueden esconderse prendas realizadas con
un porcentaje de materia prima orgánica inferior al deseable o incluso
un proceso de transformación poco respetuoso con el medio ambiente.
Las
etiquetas que se ven con certificado de textil ecológico esconden tras
de sí un complejo entramado. El primer paso viene de la mano de
entidades que crean un sello, para cuya obtención habrán de respetarse
unas normas establecidas por ellas mismas.
Luego intervienen las
certificadoras, regidas por las normas ISO, a las que las creadoras de
sello delegarán el papel de supervisar si los productores de textil,
siguen las pautas establecidas.
Marga Roldán, técnica de la
asociación Vida Sana, la entidad que organiza el desfile EcoFashion,
explica que basta con que la materia prima de la ropa sea orgánica o
natural (como la seda), para que pueda exponerse en su pasarela.
Asimismo, resume la situación, el proceso de certificación y las
diferentes normativas existentes.
Los sellos ecológicos
Natur
Textil es una normativa de la Asociación Internacional de la Industria
Textil Natural (IVN), entidad que también participó en el desarrollo de
Global Organic Textil Standard (GOTS). Son normas privadas europeas y
las más estrictas de dicho ámbito.
La normativa estadounidense
Organic Exchange (OE) y GOTS son las más comunes, aunque la segunda cada
vez se demanda más que la primera.
Las tres normativas son
similares. Regulan el carácter ecológico de la materia prima, además de
asegurar el cumplimiento de criterios respetuosos con el medio ambiente y
de carácter social, tales como la seguridad del trabajador o la no
explotación infantil, según cada caso.
Asimismo, GOTS y Natur
Textil también incluyen una serie de requisitos ecológicos durante todas
las fases de transformación del producto hasta su distribución
incluida.
Los sellos "OE 100" (Organic Exchange) y "Orgánico"
(GOTS) se traducen en que un 95 % de las fibras de la materia prima de
la prenda en cuestión, son de origen ecológico. Según la normativa
estadounidense, el 5 % restante no podrán ser fibras de algodón, de modo
que asegura su procedencia 100 % orgánica, dado que la OE sólo regula
este cultivo.
Las dos normativas anteriores cuentan con sellos
menos rigurosos que indican el porcentaje de fibras ecológicas usadas.
Dicha cantidad no será menos del 70 % en el caso de GOTS. No obstante el
sello "OE Blended 100", con el contenido exacto especificado, podrá
otorgarse a prendas que incluyan un mínimo del 5% de fibras ecológicas.
Por
otro lado, "Naturtextil IVN Certified", el sello más estricto, asegura
que el 100 % de las fibras son orgánicas. La asociación que desarrolló
la normativa también creó otra dedicada a las prendas de cuero, cuyo
sello es "NaturLeader IVN certified" y controla, desde el animal del que
se extrae la piel -no podrán ser salvajes o protegidos- hasta los
residuos posteriores.
Regulación materia prima
Las
normativas certificadoras de textil ecológico no regulan el cultivo o
crianza de su materia prima porque en este caso, sí existe regulación
oficial. En el caso de las plantas, se aplica la normativa europea sobre
agricultura ecológica.
En España, son las comunidades autónomas, las encargadas de controlar el cumplimiento de los requisitos.
La
normativa aplicada se encarga de certificar los cultivos ecológicos no
transformados y se centra en la producción, elaboración y etiquetado,
explica Luís Bayón, director técnico del Comité de agricultura ecológica
de Madrid, el organismo encargado de regular y certificar dichos
productos en la capital.
Controla los productos y técnicas a usar
durante el cultivo, además de otros puntos como la gestión de los
residuos ganaderos. Sin embargo, no especifica nada sobre otras
cuestiones de protección del medio ambiente, ni aspectos sociales.
Es
decir, la agricultura ecológica, a pesar de prohibir numerosos
productos químicos y fitosanitarios, además ciertas técnicas agrícolas,
permite el uso de tractores o máquinas, que consumen combustibles
fósiles y producen gases nocivos, perjudiciales para el medio ambiente.
Hoy
día, no existe regulación oficial que acredite el carácter ecológico de
la ropa calificada como tal. Son un entramado de normas y empresas
certificadoras, cada cual con sus propios requisitos, las encargadas de
dicho fin. Una realidad que tanto, Marga Roldán como Luís Bayón desean
que cambie, que exista mayor unidad, "es el pasado de los alimentos
ecológicos", resume el director técnico.
Sin embargo, el
consumidor medio, al encontrarse con etiquetas verdes colgando de la
ropa, puede creer inequívocamente que se ha producido sin afectar de
forma negativa al medio ambiente. No obstante, es probable que en su
elaboración haya participado un tractor o toda una fábrica con métodos
de producción poco respetuosos con el medio ambiente.EFEverde
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