Pero más allá
de estos consejos, repetidos hasta la saciedad por lo básicos y útiles,
hay otras acciones con las que podemos subir un nivel en nuestro modo de
vida responsable y que quizá no son tan populares
ECOticias.
A estas alturas ya todo el mundo debería saber que son nuestras
acciones cotidianas las que nos permiten reducir nuestro impacto
negativo en el medio ambiente, más allá de las decisiones políticas, en
las que también podemos incidir (pero eso es un tema en el que nos
centraremos otro día). Reciclar nuestra basura, cerrar el grifo mientras
nos lavamos los dientas para reducir el consumo de agua, ir al trabajo
en bici o potenciar el uso del transporte público, etc., son los mantras
del ciudadano responsable.
Pero más allá de estos consejos, repetidos hasta la saciedad por lo
básicos y útiles, hay otras acciones con las que podemos subir un nivel
en nuestro modo de vida responsable y que quizá no son tan populares,
aunque igual de válidas de cara a un consumo responsable social y
ambientalmente. Quizá al principio te parezcan un poco “cutres” o alguno
“inconfesable”, pero cambia el chip, quítate los complejos y da un paso
más hacia un estilo de vida más ecológico y responsable.
>> Reciclaje: un paso más. Separar los
residuos que generamos en casa para su reciclaje es algo que la mayoría
ya hemos integrado con normalidad en nuestro día a día, pero podemos
pensar en “reciclar” en un sentido más amplio. ¿Alguna vez has pensado
que la comida también se recicla? Reconvertir las sobras en nuevas recetas es, además de un arte culinario, un acto de consumo responsable. Si no sabes por dónde empezar, aquí tienes unas cuantas ideas.
Otra forma de reaprovechar la comida, pasa por visitar los mercados y
las tiendas de nuestro barrio. ¿Se te ha ocurrido pensar que toda la
fruta y la verdura con aspecto “poco vendible” pero en perfecto estado
acaba en la basura. Las piezas con pequeños golpes o manchitas se
descarta de la venta porque no tiene el “buen aspecto” al que nos hemos
acostumbrado los consumidores, aunque se puedan consumir con normalidad.
Pregunta en los establecimientos al final del día si han descartado
piezas y llévatelas a casa. Además de ahorrar, estarás aprovechando
productos en perfecto estado.
>> ¿Y la ropa? Darle una segunda vida a tus
prendas es sencillo: puedes regalar lo que ya no te pongas o darle algún
retoque si eres “costurillas” para reconvertirla en algo nuevo. Por
supuesto, las tiendas de segunda mano deben ser una opción a considerar
cuando tengas que comprarte algo.
>> Ahorra agua, y que no te dé vergüenza. Ya
cierras el grifo cuando no lo usas, tienes un cubo en la ducha que
recoge el agua que sale mientras esperas la caliente, utilizas la carga
pequeña de la cisterna… pero quieres dar un paso más. La ONG SOS Mata Atlántica te propone que hagas pis en la ducha, con lo que aseguran que ahorras 12 litros de agua al día y unos 4380 litros al año.
>> La belleza, como antaño. ¿Has oído alguna
vez que Cleopatra se bañaba en leche de burra para mantener un cutis
perfecto? El mito de la belleza de esta mujer ha llegado hasta nuestros
días, ¿por qué no seguir su ejemplo? Los productos de belleza naturales
son tan efectivos como las cremas y productos que se comercializan, pero
ahorrarás mucho y, además, no estarás exponiendo tu piel a productos
químicos. Cremas hidratantes, champús, exfoliantes y mascarillas que
puedes hacer en casa con ingredientes naturales, ¡pásate a la cosmética
natural!
>> ¿Y has pensado en la cantidad de residuos que generan las compresas, tampones y pañales que se usan cada día? Al ser de un solo uso, estos productos se convierten en enormes cantidades de deshechos. La copa menstrual
es una alternativa mucho más ecológica, además de práctica y limpia.
Otra opción es la vuelta a las compresas y pañales de tela, que sólo
tienes que lavar y volver a utilizar.

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