El Salvador y Nicaragua albergan dos de los últimos refugios y la mayoría de las 500 tortugas carey que aún quedan en el Pacífico Oriental, una especie en "peligro crítico de extinción".
El Salvador es, además, el principal sitio de anidación de la
tortuga carey en el Pacífico Oriental, lo cual lo convierte en un país
clave para la investigación y recuperación de la especie.
En un
esfuerzo contrarreloj, autoridades ambientales, organizaciones no
gubernamentales, centros académicos y científicos trabajan en programas y
estrategias de conservación de este reptil, tarea en la que han
involucrado a comunidades costeras de ambos países centroamericanos.
La
situación de la especie es tan grave que "no hay oportunidad como para
realizar acciones a medio o largo plazo, sino a corto plazo", dijo a Efe
el experto español de la red internacional Iniciativa Carey del
Pacífico Oriental (ICAPO), David Melero.
En peligro crítico de extinción
La
tortuga carey es clasificada como especie "en peligro crítico de
extinción" por la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN), coincidieron el martes varios expertos en el Primer
Foro Regional de la Tortuga Carey celebrado en San Salvador.
El
encuentro culmina este miércoles con el lanzamiento al mar de tres
tortugas carey con dispositivos de seguimiento por satélite en la bahía
salvadoreña de Jiquilisco, el principal lugar de anidación de la especie
en el país.
Si no se la protege, "en una década podríamos no tener más tortuga carey en el Pacífico Oriental" o americano, advirtió Melero.
Un quelonio de un metro que pesa más de 50 kilos
La
tortuga carey (Eretmochelys imbricata) habita en aguas tropicales de
varios océanos, y alcanza casi un metro de longitud y más de 50 kilos de
peso.
Melero es el responsable de un proyecto que la ICAPO
desarrolla desde hace unos cuatro años para proteger los principales
puntos de anidación en Centroamérica: la bahía de Jiquilisco en El
Salvador y el estero Padre Ramos en Nicaragua.
El experto subrayó
que se estima que en el Pacífico americano hay "500 tortugas carey" y
que el 80 por ciento se encuentra en Jiquilisco y Padre Ramos.
El
proyecto binacional cuenta con los pobladores de las comunidades
costeras como "auténticos aliados" en las tareas de protección y
conservación de la especie, agregó.
Melero apuntó que la tortuga
carey del Pacífico Oriental, desde Estados Unidos hasta Sudamérica, "es
una de las siete poblaciones de tortugas marinas más amenazadas del
mundo".
En el Pacífico de Guatemala ya no hay tortugas carey,
mientras que Panamá y Costa Rica tienen "muy poca anidación, es
simbólica", aseveró el experto de la ICAPO.
Sin embargo, en ciertos sectores del Caribe la población de esta especie de quelonio es "estable".
El Salvador, anidación
El
Salvador es el principal país de anidación de la tortuga carey en el
Pacífico Oriental, y de entre 200 y 300 hembras detectadas entre México y
Perú, "el 50 por ciento" anida en Jiquilisco, aseguró el Ministerio de
Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) en un comunicado.
Por
ello "tenemos una importancia muy grande a nivel mundial", resaltó a Efe
la directora de Gobernanza Ambiental y Patrimonio Natural del MARN,
Manlia Romero.
Según Melero, "las principales amenazas" para la
tortuga carey están en el mar, como la pesca incidental y la
contaminación, además del saqueo de huevos en los sitios de anidación y
el uso de la concha o caparazón para la confección de artesanías,
monturas de lentes, peinetas y otros objetos.
"Nosotros mismos somos" una amenaza por el consumo de huevos, carne y otros productos de las tortugas, señaló Romero.
La
funcionaria salvadoreña dijo que otra amenaza es la "invasión de las
zonas de anidación" de tortugas por proyectos inmobiliarios y turísticos
que "no respetan los límites" fijados por las autoridades.
El
Salvador mantiene desde 2009 una veda permanente del aprovechamiento de
huevos y demás productos de las cuatro especies de tortugas que habitan
en sus costas: carey, baule, golfina y prieta.
El foro celebrado
en El Salvador fue auspiciado por la ICAPO, el MARN, la Secretaría de
Cultura y varios centros científicos y universidades de Estados Unidos.
EFEverde
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