Los más de 200 vecinos que abandonaron sus casas en Andilla no podían
más. Están “cansados y desesperados”, ha insistido hoy el alcalde de la
localidad, Jesús Ruiz. El incendio no causó daños personales pero los daños medioambientales son una barbaridad.
La evolución de los incendios en este municipio y en el de Cortes de
Pallás ha llevado a Cruz Roja Española a incrementar hoy su
disponibilidad de camas hasta las 900 plazas en cuatro albergues.
Carmen Porter, regidora de Villar del Arzobispo, localidad vecina que
acoge el puesto de mando avanzado y a los vecinos evacuados de Andilla,
vive con tristeza estos momentos. La situación es “muy mala”, aseguró,
tras reclamar más medios de lucha contra el fuego, sobre todo aéreos.
“Están nerviosos y quieren volver a sus casas”. Otros alcaldes
reconocían que la virulencia del fuego hacía imposible por momentos que
las brigadas actuasen sin peligro.
Ecologistas en Acción denunciaba por la tarde que habían avisado de
que esto podía pasar. Según explicó esta organización, fueron dos
vecinos que paseaban a caballo los que se toparon con el fuego junto a
la carretera, intentaron apagarlo y avisaron a los propietarios de las
viviendas diseminadas de Andilla para que huyeran del fuego. Según la
organización, el fuego se originó en Andilla a las cuatro de la tarde
del viernes en un ribazo y hasta las seis de la tarde no se produjo
ninguna descarga aérea y el fuego avanzó seis kilómetros en poco más de
media hora. “Hay una gran indignación general respecto a este incendio”,
dijeron. Andilla es el segundo término en extensión de la provincia de
Valencia, el primero en masa forestal.
Aparte de los albergues y camas de Cruz Roja, decenas de parroquias,
Cáritas parroquiales, movimientos juveniles, congregaciones religiosas e
institutos de vida consagrada presentes en esas zonas, han habilitado
sus instalaciones para ayudar a las personas que han sido evacuadas.
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