miércoles, 18 de julio de 2012

Un cielo más blanquecino como consecuencia de la geoingeniería

[Img #9008]Una de las ideas barajadas para combatir al calentamiento global es aumentar la masa de aerosoles en la atmósfera, de tal modo que también se incremente el efecto de dispersión generado por estos. Dicho efecto dispersa la energía solar entrante, reduciendo la cantidad que alcanza, al menos directamente, la superficie terrestre. Aumentar de forma deliberada y por medios artificiales la presencia de aerosoles en la atmósfera es una estrategia del tipo conocido como geoingeniería.

Sin embargo, esta estrategia podría tener un efecto secundario: blanquear el cielo diurno.

Una nueva investigación indica que bastaría bloquear el 2 por ciento de la luz solar para que el cielo se volviera de tres a cinco veces más brillante, así como más blanco también.

Las emisiones de dióxido de carbono que se producen al quemar carbón, petróleo y gas natural han estado aumentando durante las últimas décadas, causando que la Tierra se vuelva cada vez más caliente. Las grandes erupciones volcánicas refrescan el planeta al lanzar a la estratosfera una importante cantidad de partículas que reducen la incidencia de la energía solar en la superficie. Sin embargo, éstas se acaban depositando sobre la superficie terrestre en apenas un par de años, y la Tierra vuelve a calentarse de nuevo.

La idea subyacente en la geoingeniería solar es reabastecer constantemente de partículas una capa de ellas en la estratosfera, reproduciendo el citado efecto posterior a una erupción volcánica, pero esta vez manteniéndolo por tiempo indefinido.

Los investigadores se encontraron con que, dependiendo del tamaño de las partículas, el cielo diurno presentaría un blanqueamiento evidente.

Los modelos usados en el estudio predicen que el cielo todavía sería azul, pero más brillante de lo que la mayoría de las personas acostumbran a ver. El trabajo del equipo de investigación muestra que los cielos en todo el mundo podrían parecerse a los que se ven sobre las áreas urbanas más masificadas de la actualidad. En esas áreas urbanas, el cielo a menudo se ve nebuloso y blanquecino.

Los efectos de ese cambio de color y de transparencia en el cielo podrían tener muchas repercusiones. Como las plantas crecen más eficientemente bajo condiciones de luz difusas como éstas, la actividad fotosintética global podría aumentar, consumiendo más dióxido de carbono y reduciendo así el contenido de gases de efecto invernadero de la atmósfera. Pero, por otra parte, la eficiencia de bastantes paneles solares podría disminuir, ya que les llegaría menos luz.

"Espero que nunca lleguemos al punto de tener que necesitar rociar aerosoles en el cielo para contrarrestar un calentamiento global desenfrenado", comenta Caldeira. "Éste es uno de los pocos estudios en los que no deseo ver corroboradas nuestras predicciones".

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