El enigma de los cipreses del mediterráneo ignífugos no existe como tal, todos los árboles se queman, por eso la ciencia explica que son la variedad de las especies vegetales y la forma de combustión, entre otras causas, lo que hace que un fuego se ralentice o frene el avance de las llamas.
Esta es una de las razones que explicaría el misterio del
porqué el 90 % de los cipreses plantados en los campos experimentales de
la Diputación de Valencia, sobrevivieron al incendio de Andilla
declarado el pasado mes de julio, ha explicado a EFEverde la directora
de la ONG "Árboles sin Fronteras", Susana Domínguez.
Un fuego, ha
manifestado Domínguez, va más rápido si todo lo que quema es de la misma
especie, pero si en su camino las llamas se encuentran con una barrera
de árboles con una estructura más grande y alta, el fuego se ralentiza,
va mas despacio y avanza menos.
Especies y altura del bosque
"La discontinuidad en especie y altura en un bosque es una manera natural de combatir el fuego".
Esta
circunstancia se dio en Andilla y el fuego, que arrasó 20.000 hectáreas
de masa forestal, solo afectó a los cipreses plantados en primera
línea, aunque la directora de la ONG ha matizado que si el incendio se
hubiera declarado en una plantación solo de cipreses, al ser de la misma
especie, se habrían calcinado.
No obstante, para la directora de
la ONG, el incendio de Andilla habría que estudiarlo en profundidad y
evaluar el comportamiento del fuego y los factores que intervinieron
como el comportamiento del viento, la intensidad de las llamas, la
velocidad de propagación o la posición topográfica.
Selvicultura preventiva
Hay
que insistir -ha recalcado- en el hecho de que una de las formas que
tiene la servicultura preventiva es la diversidad y variedad de
vegetación en áreas forestales.
La barrera de cipreses estaba
formada por casi un millar de ejemplares con una altura de 9 metros, que
el fuego apenas tocó, además la cantidad de ramas muertas y hojarasca
que produce el ciprés es pobre y escasa, de manera que cuando el fuego
alcanzó la zona no encontró suficiente combustible para arder y las
copas, compactas, tampoco propagaron las llamas.
Sin embargo, la
vegetación colindante, formada por un bosque de mixto de pinos, encinas,
quejigos, coscojas, enebros, sabinas y aliagas quedó completamente
calcinada.
Un árbol, una estrategia
Cada
árbol tiene su estrategia para quemarse por eso ante un incendio cuanto
menos monocultivos de especies vegetales haya plantadas menos problemas
surgirán a la hora de controlar el fuego.
El ciprés mediterráneo
se caracteriza por menor inflamabilidad y combustibilidad que otras
especies, baja emisión de partículas incendiarias, disminución de la
biomasa presente en la superficie y su acción como cortavientos.
Domínguez,
ingeniera forestal y fotógrafa de la naturaleza, no ve con buenos ojos
la técnica de utilizar "cipreses como cortafuegos" ya que en España y
otras partes de la Europa mediterránea, estos árboles no son autóctonos.
Introducir
especies en los ecosistemas nunca es una buena idea, ya que el
equilibrio de los ecosistemas y las interacciones entre unas especies u
otras se ve alterado, se buscan bosques con biodiversidad -ha
apostillado- pero adaptadas a nuestras zonas. EFEverde
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