Leire Urkidi,
doctora en Ciencias Medioambientales y profesora del Departamento de
Geografía, es una de las participantes de esta iniciativa denominada BioRes
ECOticias.
La Comunidad Autónoma Vasca (CAV) cubre mediante importaciones
el 83% de su demanda de materiales, lo que tiene un gran impacto en el
medio ambiente y la situación social de los países proveedores. En
relación a esto, varios investigadores de la Universidad del País Vasco
(UPV/EHU) participan en un proyecto en el que han analizado la
responsabilidad de la economía vasca en la pérdida de biodiversidad a
nivel mundial, y su objetivo es ahora apelar a la conciencia social.
Leire Urkidi, doctora en Ciencias Medioambientales y profesora del
Departamento de Geografía, es una de las participantes de esta
iniciativa denominada BioRes,
y ha recalcado que la CAV tiene una gran dependencia de materiales
externos: “Aparentemente, la polución de nuestra agua y nuestro aire ha
mejorado mucho durante los últimos veinte años, pero lo que esto esconde
es que los materiales y producciones con grandes niveles de
contaminación se hacen fuera, que hemos externalizado nuestros males”.
Urkidi es investigadora del grupo Ekopol
de la UPV/EHU, que estudia la economía ecológica y la economía
política. Pero, además de economistas, participan en él expertos en
ciencias medioambientales, ingeniería o ciencias
políticas. Asimismo, varios integrantes de Ekopol trabajan conjuntamente
con la asociación Ekologistak Martxan, financiados por el Fondo de
Cooperación y Ayuda al Desarrollo del Gobierno Vasco.
La CAV recibe mucho más de lo que da
“El objetivo era estudiar la deuda ecológica de la CAV. Es decir, las
relaciones actuales de nuestra economía con otros países, y cómo les
perjudican nuestras actividades e importaciones a nivel medioambiental y
social”, dice Urkidi. Para ello, han analizado los flujos materiales e
importaciones de la CAV, así como su origen, y han clasificado las
principales en seis grupos: las extractivas (minerales y energía), los
agrocombustibles, la pesca, la agricultura y ganadería, la madera y el
comercio de especies.
“Hemos observado cómo afectan nuestras importaciones a la
biodiversidad, y también qué inversiones y daños realizan en estos
lugares las empresas con domicilio fiscal en la CAV. Además, hemos
estudiado el impacto de la cooperación al desarrollo llevada a cabo por
el Gobierno Vasco: si la cooperación se efectúa en zonas de gran
biodiversidad, si este es un factor que se tiene en cuenta o no es así",
señala.
Las conclusiones extraídas muestran claramente que la CAV recibe
mucho más de lo que da, y muy frecuentemente de los países del sur, los
más empobrecidos: petróleo y gas de Nigeria, agrocombustibles de
Indonesia, minerales de Mozambique o Bolivia, atún de Kenia y las islas
Seychelles (mientras la vecina Somalia sufre una terrible hambruna).
Entre estas importaciones, cabe destacar la extracción de recursos
energéticos (hidrocarburos, petróleo y gas), ya que el 90 % de la
energía consumida en la CAV viene de fuera. Y, por encima de esto, los
minerales (estaño, níquel, aluminio): por una parte, porque se importa
en grandes cantidades, y por otra, porque los procesos en cuanto a este
material respecta provocan enormes daños en los países donde se
originan.
Además, según explica la propia Urkidi, la inversión directa exterior
de ninguna manera equilibra la balanza: “El 85 % de nuestras empresas
pertenecen al sector financiero o energético. Provocan grandes
conflictos sociales y medioambientales en estos países”.
Urkidi y el resto de compañeros de BioRes han explicado, en las
primeras conclusiones del proyecto, la paradoja que todo esto supone:
los recursos naturales no aportan riqueza a los países del sur, sino que
los empobrecen más, tanto a sus habitantes como a su biodiversidad.
Según dichos investigadores, esto es achacable a las condiciones
actuales de intercambio internacional, a la “impunidad” con la que
actúan muchas transnacionales y a la “complicidad” de las autoridades.
De la misma manera, muestran su preocupación por la gran dependencia
externa de la CAV en cuanto a materias primas, y remarcan que es
necesario implantar políticas para producir más en casa.
Documental que relata varios casos de importación
completar el proyecto, están dedicando el 2012 a la divulgación de
estos datos y a la concienciación social. A raíz de esto, entre otras
cosas, han creado un documental con tres casos de importación que han estudiado más a fondo.
Por una parte, la producción de biocombustibles, y principalmente
aceite de palma, en Indonesia. Por otra, la explotación de minerales en
Bolivia; sobre todo del estaño, importado en cantidades ingentes para la
producción de la cobertura del corcho en las botellas de vino de Rioja
Alavesa. Y finalmente, la pesca en Kenia y en las islas Seychelles, a
raíz del impacto de los atuneros vascos en la explotación del Océano
Índico.
Tal y como explica Urkidi, “tres investigadores viajamos a estos
lugares, para estudiar de primera mano el impacto y el daño provocado
por estas actividades. Filmamos estos tres análisis allí, y así es como
hemos creado el documental.
Además de esto, las tareas de divulgación del proyecto BioRes se
completan con diversas jornadas y cursos. Prevén publicar un informe
realizado mediante evaluación externa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario