domingo, 1 de julio de 2012

Con la "calma chicha" llegan las cigarras

Son las tres de la mañana, el termómetro marca 30 grados y el sonido inconfundible de la "calma chicha" de la primera ola de calor de este verano es el canto de las cigarras.


Las altas temperaturas de la incipiente estación son el pistoletazo de salida para estos ruidosos insectos que prolongan su canto de vida hasta que se aparean.
Compañeros inconfundibles de la insomnes noches de verano, cantan incesantemente mientras haya luz y calor, ha explicado a EFEverde el catedrático de entomología agrícola Felipe Pascual Torres.
"Si existe el estímulo, las cigarras cantan", ha subrayado el experto, miembro de la Asociación Española de Entomología.
Además, en la lucha por la supervivencia de la especie, las hembras prefieren a los ejemplares que cantan más fuerte y más seguido, prueba de la potencia que pasarán en sus genes.
Protegidas en sus nidos subterráneos durante todo el invierno, estos hemípteros (que tal es su especie) suben a los árboles con la llegada del calor para completar su madurez y como adultos emprender la última etapa de su ciclo vital: aparearse y morir.
Su canto se produce de forma voluntaria al provocar la vibración de una membrana abdominal que cambia su curvatura creando una cavidad, como la piel de un tambor o pandereta.
Para las cigarras, cantar es un gran esfuerzo muscular, ha referido Pascual, quien defiende que estos animales no tienen nada de vagos.
"La fábula de Esopo desdibuja a un insecto laborioso e ingenioso que cumple su ciclo de vida con un canto sonoro que a la vez atrae a la pareja, pero también a sus depredadores", ha resaltado tras precisar que solo los machos de la especie salen cantores.
Una vez completada la cópula, la hembra inyecta sus huevos en las cortezas de los árboles, en donde permanecerán protegidos hasta el otoño, cuando eclosionan y dan paso a las larvas que descienden hasta el suelo y cavan en la tierra las galerías en las que pasarán el invierno.
"No a merced de la caridad de las hormigas", ha precisado irónico Pascual, sino alimentándose con picos succionadores de la savia de las raíces del árbol en el que han nacido.
La pareja de parentales muere en esta especie que completa su ciclo en una generación al año, en verano, por eso su canto se asocia popularmente a esta estación, ha apuntado.
En verano la vida es buena y fácil, hay hojas en los árboles y ramas ricas en savia y no hay frío del que protegerse, ha insistido Pascual sobre las costumbres de las cigarras maduras, que no son especies migratorias y se encuentran igual en entornos urbanos que en la alta montaña.
La especie mas común en España y el sur de Europa, la "Tetticia orni", alcanza los cuatro centímetros de longitud y hasta los cinco de envergadura con las alas desplegadas y su vuelo es potente y rápido con una autonomía de al menos diez metros.
El canto de las cigarras, ha subrayado el entomólogo, "es definitivamente una apuesta valiente por la vida". EFEverde

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