
La obra, de 700.000 euros, fue pagada por Barcelona (620.000) y por
el Consejo Comarcal del Barcelonès (80.000). “Un camino como este no es
para hacer carreras de bicicletas”, remarcó Trias, que subrayó que el
reto del parque, que tiene pendiente la elaboración de su plan de
especial, es “no morir del éxito”.
“El problema de Collserola es la desestructuración de los límites con
Barcelona”, remató Marià Martí, director gerente de Collserola. Algo
que el Ayuntamiento considera que se solucionará con las 16 puertas.
Queda pendiente la adecuación de los 2.500 metros de la Arrabassada para
completar 23 kilómetros. Por allí pasan 750.000 personas al año.
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