Los riegos han comenzado en los campos de maíz y otros cultivos de la vega del Jarama,
pero este año el río madrileño está sufriendo con especial crudeza la
extracción de agua. El Jarama se ha convertido en una especie de ciénaga
en los términos de San Martín de la Vega y Ciempozuelos (entre la Presa
del Rey y la desembocadura del Tajuña), mientras que los campos de
cultivo ribereños aparecen inundados. A partir de ese punto el Jarama se
recupera algo, pero no lo suficiente para aportar al Tajo, donde
desemboca, el caudal habitual.
Una situación que puede complicar aún más la delicada situación del Tajo, donde la semana pasada aparecieron miles de peces muertos.
Ecologistas en Acción calcula que el tramo total afectado es de unos 30
kilómetros, un entorno con zonas protegidas como el Parque Regional del
Sureste. Sin embargo, la Confederación Hidrográfica del Tajo sostiene
que el caudal es "similar" al de todos los años durante la campaña de
riego. "Se lleva regando varios meses sin que esto plantee ningún
problema para los niveles de agua del río", añaden.
“El agua baja en esta época porque comienzan los riegos que duran
hasta septiembre, pero los vecinos no recuerdan un episodio de
desecación tan drástico como este”, explica Antonio Martínez desde la
organización Ecologista. “Hay zonas donde pierde su condición de río,
porque se ha transformado en una sucesión de charcas de unos 20
centímetros de profundidad conectadas entre sí por unos hilillos de
agua”, describe. Para el ecologista está claro que en estas fechas
existe una situación de estrés hídrico, pero no “de emergencia”, como
para que no se pueda inyectar algo de agua desde los pantanos, que
presentan un buen nivel. “El Atazar, el gran almacén de agua de Madrid,
está al 69% de su capacidad”, pone como ejemplo.
La disminución de nivel se comenzó a detectar hace unos 10 días. “Y
de ahí ha ido a peor”. Ecologistas en Acción ha comprobado que la
extracción se está realizando de una manera salvaje y sin control para
los riegos en la parte de la Presa del Rey, donde se unen el Manzanares y
el Jarama. De ahí parte la Real Acequia del Jarama que suministra agua
de riego a San Martín, Ciempozuelos, Titulcia o Aranjuez. “Incluso hay
vecinos que aseguran que el nivel de sus pozos ha subido en una semana
cuatro metros, lo que demuestra que la capa freática se ha empapado de
una forma completamente inusual”, añade Martínez.
Les preocupa de forma especial como puede afectar al Tajo, con el
caudal muy mermado debido al trasvase Tajo-Segura, que dirige parte de
las aguas de su cabecera al riego en tierras levantinas. El caudal del
río en Toledo el 19 de junio, cuando amaneció sembrado de barbos y
carpas muertas, era de 11,68 metros cúbicos por segundo. Desde entonces
se ha producido un incremento hasta llegar a los 15,36 metros cúbicos,
según la medición de ayer.
Desde la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) confirman que se
está soltando un 10% más de agua al cauce del río desde Bolarque, el
mismo lugar desde donde parten dos inmensos tubos que abastecen el
trasvase. Un lugar idílico de aguas transparentes con tono esmeralda,
que según avanzan se transforman en opacas y cada vez más escasas. La
CHT asegura que este incremento no tiene nada que ver con el episodio de
mortandad de peces en Toledo, sino con la inyección de agua para los
regantes del río Alberche (el mayor afluente del Tajo), que está
previsto comience el uno de julio próximo.
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