Uno de los
argumentos esgrimidos por el Gobierno para prolongar la vida de la
central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), la más antigua e
insegura del Estado español
ECOticias.
Un informe de Ecologistas en Acción desmiente el argumento del
Gobierno para alargar la vida de las nucleares. Del estudio de los datos
del año 2011 se desprende que el precio de la electricidad no baja
aunque haya más potencia nuclear operativa, y que por lo tanto la
factura eléctrica depende de otros factores como la demanda o los
precios de los combustibles.
Uno de los argumentos esgrimidos por el Gobierno para prolongar la
vida de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), la más
antigua e insegura del Estado español, es que la energía nuclear ayuda a
bajar el precio de la energía en el mercado eléctrico.
Un estudio de los precios medios diarios de la electricidad y de la
potencia operativa de las centrales nucleares en el año 2011 realizado
por Ecologistas en Acción revela que este argumento es falso, ya que en
periodos en los que varias centrales nucleares estaban paradas por
recargas, operaciones de mantenimiento o averías, el precio de la
electricidad en el mercado no se incrementó. De hecho, curiosamente, el
efecto es ligeramente el contrario, ya que según los resultados del
estudio, el precio de la electricidad tiende a aumentar ligeramente
cuando las centrales nucleares están a pleno rendimiento.
La gran dispersión de datos, sin embargo, no establece una
correspondencia clara entre la energía proveniente de nucleares que es
inyectada a la red y el precio del pool eléctrico, si no que más bien
indica que son otros factores los que determinan el precio de la
electricidad, como son la demanda de electricidad, las tecnologías que
entran en cada momento en el sistema eléctrico, o los precios de los
combustibles.
El funcionamiento del mercado eléctrico, que se rige por un sistema
de subasta marginalista, en el cual todas las centrales que inyectan
electricidad en el sistema cobran el precio de la más cara, hace que el
resto de tecnologías, especialmente las ya amortizadas y con costes
operativos más bajos como la nuclear o la gran hidroeléctrica cobren lo
que se ha venido en llamar beneficios caídos del cielo. Esto, unido a la
separación de actividades establecida por la Ley del sector eléctrico
de 1997 que liberalizó el mercado, hace que mientras las eléctricas
reclaman una deuda de 24.000 millones de €, computen en sus cuentas
beneficios superiores.
Además, las tecnologías más impactantes no asumen los costes sociales
y medioambientales de su operación, lo cual las llevaría a ser aún más
costosas y claramente una opción a descartar frente a las energías
renovables, que unidas a programas de ahorro y eficiencia harían del
sistema energético una opción sostenible y de futuro. Numerosos estudios
demuestran que la opción más barata a medio y largo plazo es la
inversión en este tipo de medidas, y no, como establecen las distintas
administraciones, seguir potenciando un modelo basado en el derroche y
la contaminación.
En este sentido, Ecologistas en Acción recurrirá la orden ministerial
que permite la prórroga de la nuclear de Garoña, por ser, además de
antieconómico y antisocial, un grave riesgo para la salud humana y del
medio ambiente.
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